Durante la jornada de ayer, el Vaticano cerró filas y se pronunció a través de un escueto comunicado en relación al nombramiento del cura Juan Barros, quien fuera vinculado directamente como encubridor de los abusos sexuales cometidos por Fernando Karadima, sacerdote de la Parroquia del Sagrado Corazón de El Bosque.
A través de la página de la Conferencia Episcopal de Chile, el vicedirector de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Ciro Benedettini CP, emitió el siguiente comunicado, en relación al nombramiento del Obispo de Osorno:
»Antes del reciente nombramiento como obispo de Osorno (Chile) de S. E. Mons. Juan de la Cruz Barros Madrid, la Congregación para los Obispos estudió detalladamente la candidatura del prelado y no encontró razones objetivas que interfirieran con la misma».
Con este mensaje, la Iglesia Católica a través de sus máximos representantes lapida la posibilidad de revertir la discutible decisión adoptada por la Santa Sede de nombrar a este sacerdote como obispo de Osorno, quien asumió su cargo en una encendida ceremonia el 21 de marzo pasado con una iglesia atestada de feligreses descontentos e indignados con la decisión papal.
Lo lamentable de la resolución adoptada por la Iglesia es que confirma lo lejana que se encuentra de la mayoría de los feligreses y de la ciudadanía, porque ante gestos de negativa al nombramiento de Barros como la carta enviada por 30 sacerdotes, 51 diputados y 1300 laicos en donde cuestionan esta decisión y piden que no se lleve a cabo considerando las supuestas vinculaciones de éste con las oscuras prácticas del condenado Fernando Karadima, es un imperativo que el Vaticano escuche esas voces y sintonice con las necesidades de las víctimas y de gran parte de la población.
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