Tras la expulsión del Vaticano del sacerdote de Cristian Precht, la organización Laicos de Osorno, junto a algunas víctimas del ahora ex sacerdote, hicieron un llamado a las instituciones eclesiásticas para colaborar con la justicia chilena y así facilitar las sanciones contra los acusados por abusos a menores.
Uno de los denunciantes del Caso Maristas, Eneas Espinoza, señaló a radio Bío Bío que la decisión del Papa Francisco es «satisfactoria pero no suficiente», porque, según sus palabras, Precht “es un delincuente sexual que aún está suelto”.
«Porque hoy día no nos olvidemos que deja de ser sacerdote, pero está libre, está en la calle, está caminando, y los niños y adolescentes de Chile siguen en peligro, porque es un delincuente sexual que está suelto. La cárcel es el único lugar donde esta gente debe estar», declaró Espinoza a la emisora.
En tanto, para el vocero de la Organización de Laicos de Osorno, Juan Carlos Claret, la resolución de la Santa Sede significa un reconocimiento a los testimonios de las víctimas, pero que no garantiza que la Iglesia sea ahora un lugar seguro.
Por ello, tanto Espinoza como Claret, emplazaron al Vaticano y a la Iglesia chilena para que ambas instituciones contribuyan con la justicia para garantizar la cárcel a sacerdotes acusados por abusos a niños y adolescentes.
Recordemos que este sábado se difundió un comunicado de prensa del Arzobispado, en el cual se confirmaba que El Vaticano despojaba de la calidad de sacerdote a Cristián Precht, conocido defensor de los derechos humanos durante la dictadura, y quien ya cumplió una condena canónica por abuso de menores, siendo investigado actualmente en otra causa, informó el sábado el Arzobispado de Santiago.
Precht fue uno de los sacerdotes más identificados con la defensa de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet que dejó más de 3.200 muertos. Pero en 2012 su ilustre nombre se manchó. La iglesia comprobó que había incurrido en “conductas abusivas con mayores y menores de edad” y lo sancionó con cinco años de suspensión de sus tareas de sacerdote.
Cumplida la sanción, Precht volvió al ojo de la tormenta que enfrenta el clero en Chile al ser señalado como encubridor por víctimas de abusos sexuales cometidos por religiosos en décadas pasadas en colegios de la Congregación Marista. La semana pasada, una organización formada por los autodenominados “sobrevivientes” de abusos perpetrados por religiosos, dentro de colegios administrados por Maristas, informaron que la investigación canónica aceptó sus denuncias como “válidas”.
El denominado “Caso Maristas” se conoció en 2017 cuando la congregación admitió la existencia de abusos por parte del religioso Abel Pérez, siete años después que el propio sacerdote reconociera su culpabilidad, siendo expulsado recientemente por el Vaticano.