Viuda de Juan Pablo Jiménez y la lucha por esclarecer su asesinato: «La Justicia en Chile no ha hecho nada»

Ximena Acevedo relata a El Ciudadano lo que ha significado la batalla por obtener la verdad tras el crimen contra su esposo y el respaldo que ha sentido por parte de la organización social que la alienta a mantenerse firme. "La meta de él era poner fin al subcontrato, lograr condiciones dignas de trabajo, un horario en que pudieran llegar a su casa a ver a sus hijos, compartir con su familia. Ahí está la clave de que su nombre siga vivo", recalca. Por José Robredo Hormazábal

Viuda de Juan Pablo Jiménez y la lucha por esclarecer su asesinato: «La Justicia en Chile no ha hecho nada»

Autor: Jose Robredo

A cinco años de la muerte del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez, quien también oficiaba de comunicador social en la radio comunitaria Enrique Torres, aún no se logran esclarecer las dudas que rodean su deceso. La verdad judicial se ha quedado en que fue una «bala loca» la que acabó su vida, pero los hechos materiales dan cuenta de un asesinato.

Una primera causa cerrada culpando a un joven de 16 años de la población La Legua, y una segunda suspendida de forma provisoria, advierten el escaso avance de la investigación. A pesar de eso la familia se mantiene firme en la lucha por encontrar la verdad y a los culpables de la muerte del trabajador subcontratista, que fue hallado por sus compañeros en el patio de la empresa Azeta con un tiro en la cabeza.

Por lo mismo, este miércoles 21 a las 19:00 horas, en diferentes regiones del país, están convocadas marchas en conmemoración del quinto aniversario de su asesinato.

Ximena Acevedo y sus dos hijos, de 14 y 7 años, se mantienen firmes a pesar del dolor que significa la partida de su compañero y la «falta de voluntad» que perciben de los órganos de Justicia para cumplir con su labor. «Hablan de que fue una bala loca, pero ni en la mejor película de ficción uno puede encontrar una verdad como esa», sostiene en conversación con El Ciudadano. 

Junto con ello destaca y agradece el apoyo que han recibido «de los estudiantes, los secundarios, los trabajadores y un montón de organizaciones». «Sin ese apoyo es imposible, una familia sola no puede llevar una causa de esta magnitud», reflexiona.

«Uno espera que, por ejemplo, el caso de Juan Pablo sea el último, pero la cosa sigue. Esto es amedrentar a quienes están luchando por algo justo, es callarlos», denuncia Ximena Acevedo.

Ximena Acevedo

A cinco años de la muerte de Juan Pablo, ¿cómo se ve el hecho con la perspectiva del tiempo? 

Es complicado aún, en lo personal, porque está la sensación -que todo el mundo tiene- de que no hay esclarecimiento de su partida. Si te soy sincera, hace unos días que vengo complicada anímicamente porque uno espera que con el paso del tiempo la cosa se aclare, pero entendemos que mientras no haya voluntad de la Justicia eso no va a pasar. Nosotros como familia tratamos de hacer lo que esté a nuestro alcance, a veces no sabemos qué más hacer… investigar por las propias, salir a la calle. Sigue esta sensación amarga que nos deja cerrar ciclos. Seguimos con la herida abierta.

¿Se sienten pasados a llevar por la Justicia?

Claro que sí, porque no vemos voluntad de aclarar las cosas. La Justicia en Chile no ha hecho nada. La primera investigación da por culpable a un joven de 16 años que en ese minuto no tenía nada que ver. Hablan de que fue una bala loca, pero ni en la mejor película de ficción uno puede encontrar una verdad como esa. En la última audiencia de la primera causa, el fiscal nos dijo que había una verdad judicial por sobre una verdad material; ellos mismos claros que en el papel se podía demostrar esto pero que realmente nadie está convencido que eso fue lo que pasó con Juan Pablo. Por eso yo me siento súper dolida, yo trato de llevar una vida donde seas respetuoso con los demás, de respetar las leyes, de enseñar a mis hijos de esa manera. Pero cuando pasan estas cosas piensas que tienes leyes que te van a ayudar, pero eso no ha pasado ni en el caso de Juan Pablo ni en muchos otros. Nunca le tomaron el peso a lo que significaba este asesinato tan brutal.

Ustedes han sostenido una campaña para obtener la verdad. ¿Siguen las fuerzas para continuar adelante? 

Yo agradezco el apoyo que hemos tenido de los estudiantes, los secundarios, los trabajadores, de un montón de organizaciones. Sin ese apoyo es imposible, una familia sola no puede llevar una causa de esta magnitud. Estamos contactados a través de redes sociales con muchos grupos que están organizados en diferentes partes del país; dime si eso no es lindo. Lo positivo que podemos sacar de todo esto es que esta historia ha podido unir a un montón de organizaciones y personas.

¿Ha sido permanente el apoyo?

Sin el apoyo de ellos, que están dispuestos a salir a la calle a luchar por Juan Pablo, no sería posible, y creo que ha sido así porque siento que él representa a un trabajador chileno, que se levanta a las 6 de la mañana y llega a las 10 u 11 de la noche a su casa. Él simboliza y representa a la gente común y corriente, por la labor que realizó. A veces vemos a dirigentes sindicales que se dejan convencer bajo ciertos argumentos, pero la meta de él era poner fin al subcontrato, tener condiciones dignas de trabajo, un horario en que pudieran llegar a su casa a ver a sus hijos, compartir con su familia. Ahí está la clave de que su nombre siga vivo.

«Esto es amedrentar a quienes están luchando por algo justo, es callarlos»

¿Cómo ves al mundo de los trabajadores? 

Siento que ha habido un retroceso muy grande, porque las cosas no han mejorado y, lamentablemente, han empeorado. A través de los compañeros tenemos noticias que nos dicen que no hay respeto por los derechos laborales en Chile, y hay tantas cosas que se pueden hacer: Se puede pagar lo justo, se puede tener un horario decente y eso no pasa en Chile. Veo que cuanto más trabaje una persona y más gane el empresario, mejor para ellos. A pesar de eso hay una organización de los trabajadores más fuerte, la gente se está organizando.

¿Sientes que existe similitud con el caso de Macarena Valdés?

No deja de ser doloroso porque una persona que lucha por sus ideales y su gente, que termina asesinada, da una muy mala señal como país. ¿Qué esperamos para el día de mañana? Uno espera que, por ejemplo, el caso de Juan Pablo sea el último, pero la cosa sigue. Esto es amedrentar a quienes están luchando por algo justo, es callarlos.

¿Cómo ven en adelante las acciones para esclarecer la muerte de Juan Pablo? 

Nosotros nos preguntamos qué más podemos hacer como familia. Y buscando la respuesta estamos, no vamos a dejar la lucha por Juan Pablo de lado; al contrario, vamos a continuar. Lo último que ha pasado es que nos llegó una carta del señor fiscal donde nos avisan que la causa ha pasado a un archivo provisorio porque no han habido resultados de las diligencias que habíamos pedido nosotros, y me dice que si tenemos algún testigo, alguna pista, que la hagamos llegar. Es irónico y te deja con esa sensación de injusticia. Nuestra intención es hacer el esfuerzo para esclarecer el caso de Juan Pablo. El que se convoque una marcha es muy importante porque la gente no ha olvidado; no somos una familia que está luchando sola, hay más gente detrás y eso lo agradecemos mucho.


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