El 28 de marzo de 2025, un terremoto de gran magnitud golpeó Myanmar, dejando una tragedia a su paso. Con una intensidad de 7,9 grados en la escala de Richter, el desastre dejó más de 2.000 muertos, casi 4.000 heridos y cientos de desaparecidos. Las escenas de devastación que dejaron las sacudidas del sismo fueron impactantes, pero la respuesta de la comunidad internacional, y en particular de China, fue inmediata y solidaria.
Véase también: Terremoto de magnitud 7,7 sacude Myanmar y afecta a países vecinos
China, que mantiene una relación estrecha y de «amistad fraternal» con Myanmar, no tardó en ofrecer su apoyo. A través de un enfoque integral y coordinado, el país vecino se comprometió a ayudar a Myanmar a superar este difícil momento. La colaboración entre ambas naciones se enmarca en un concepto de hermandad, conocido como la amistad «Paukphaw», una expresión que refleja la cercanía cultural y los lazos históricos que unen a ambos pueblos.
Desde el primer momento, China destacó la importancia de actuar rápidamente. En apenas 18 horas después del terremoto, un equipo de rescate proveniente de la provincia de Yunnan llegó a Myanmar, siendo el primero a nivel internacional en alcanzar la zona afectada. Esta pronta llegada permitió que los rescatistas chinos colaboraran con las autoridades locales en las tareas de búsqueda y rescate. Como resultado de este esfuerzo conjunto, lograron rescatar a varias personas atrapadas entre los escombros, destacando el trabajo en equipo y la rapidez de respuesta ante una emergencia de tal magnitud.
La ayuda humanitaria que China proporcionó fue extensa y variada. Más de 400 especialistas en diferentes áreas, desde expertos en terremotos hasta médicos y rescatistas, se unieron al esfuerzo global para aliviar la situación en Myanmar. Con el objetivo de mitigar el sufrimiento de las víctimas, se envió un considerable cargamento de suministros de emergencia. Entre los artículos enviados se encontraban tiendas de campaña, medicinas, alimentos, mantas y otros productos esenciales para la supervivencia en los días posteriores al desastre.
En un esfuerzo por asegurar que la ayuda llegara rápidamente, China destinó 100 millones de yuanes, aproximadamente 14 millones de dólares, para financiar la asistencia humanitaria. Los primeros envíos de suministros ya habían llegado a Myanmar en los días posteriores al terremoto, reflejando la rapidez y eficiencia de la operación de socorro. Además, la Cruz Roja China también participó en la distribución de materiales de socorro, asegurándose de que las personas afectadas recibieran lo más necesario.
A lo largo de los días, la cooperación entre China y Myanmar fue un ejemplo claro de cómo, incluso en tiempos de crisis, los lazos de amistad pueden superar las dificultades. El compromiso de China con la reconstrucción de Myanmar es firme, y se continúa trabajando junto a las autoridades birmanas para identificar a los sobrevivientes, ofrecer atención médica a los heridos y garantizar que los afectados reciban el apoyo necesario para superar la tragedia.
Este tipo de solidaridad internacional es esencial en momentos de desastre, y la respuesta de China pone de manifiesto la importancia de la cooperación global frente a situaciones tan difíciles. Con la ayuda de la comunidad internacional, Myanmar, con el apoyo de su pueblo y su gobierno, tiene la esperanza de superar esta calamidad y comenzar el arduo proceso de reconstrucción de sus hogares y comunidades.
Foto: El Ciudadano
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