El 21 de julio de 365 dC, un terremoto de magnitud 8,5 sacudió el Mediterráneo oriental, provocando un poderoso tsunami. Los registros históricos indican que la ciudad egipcia de Alejandría fue dañada, las ciudades se derrumbaron en la isla de Creta y gran parte de la ciudad portuaria romana de Neápolis, en la costa del norte de África, fue tragada por la ola. Ahora, después de estar ocultos bajo el agua durante más de 16 siglos, los restos de Neápolis han sido descubiertos por los arqueólogos de la costa del noreste de Túnez. Según la agencia AFP, esto confirma que la ciudad sucumbió con aquel antiguo desastre natural.
Después de varios años de exploración, los investigadores del Instituto Nacional del Patrimonio Tunecino y de la Universidad de Sassari, en Italia, han descubierto unas 20 hectáreas de ruinas acuáticas cerca de la moderna ciudad de Nabeul. Los restos incluyen calles, monumentos, casas, mosaicos y alrededor de 100 estanques que se usaban para hacer garo, una salsa a base de pescado que era tan popular en las antiguas Roma y Grecia, que a veces se la ha comparado con el ketchup, como publica Mental Floss.
Estos contenedores culinarios sugieren que Neápolis fue probablemente un importante productor de garo, convirtiendo al producto en una parte integral de la economía de la ciudad. «Probablemente las personas importantes de Neápolis debían su fortuna a garo», dijo Mounir Fantar, el jefe de la expedición.
Neápolis, que en griego significa «ciudad nueva», fue fundada originalmente en el siglo V aC. Aunque fue un importante centro mediterráneo su nombre no aparece con mucha frecuencia en los escritos antiguos, algo que según el diario The Independent, puede deberse a que la ciudad se alineó con la antigua ciudad-estado de Cártago, fundada en el siglo IX aC por los fenicios, en la última de las llamadas Guerras Púnicas (contra Roma).
El Ciudadano