Así fue como la cultura de Stonehenge desapareció en un plazo de 300 años

Los expertos afirman que ningún habitante de la actual Gran Bretaña es "realmente británico".

Así fue como la cultura de Stonehenge desapareció en un plazo de 300 años

Autor: Sofia Olea

El monumento del neolítico Stonehenge, construido por los indígenas británicos en el 3100 a.C.

Nadie que haya vivido en Gran Bretaña es verdaderamente británico, han dicho unos científicos después de descubrir que los constructores de Stonehenge fueron casi totalmente reemplazados por otras poblaciones europeas en unos tres siglos.

El análisis de ADN realizado en cientos de esqueletos prehistóricos sugiere que prácticamente ningún habitante de Gran Bretaña es verdaderamente británico.

Los agricultores neolíticos que levantaron el enorme monumento de Stonehenge y otros monumentos de piedra, fueron desplazados casi por completo por pueblos de Europa continental, conocidos como la gente de Beaker.

Durante varios cientos de años, los recién llegados se hicieron cargo de las Islas Británicas y estamparon su identidad genética en la población residente.

«El análisis muestra de manera bastante concluyente que la migración de la gente de Beaker a Gran Bretaña fue más intensa y en una escala mayor de lo que nadie había pensado anteriormente», dijo el profesor Ian Armit, de la Universidad de Bradford en el Reino Unido, quien participó en la investigación.

Armit explica que «Gran Bretaña esencialmente tiene una población completamente nueva después de ese período. Todavía no sabemos con certeza qué causó una rotación genética tan rápida: la evidencia disponible no sugiere necesariamente una invasión violenta.

Pudo ser que una crisis ambiental causó una disminución de la población indígena, dice el investigador, o bien que los inmigrantes de Beaker hayan traído nuevas enfermedades.

La cultura Beaker (o cultura del vaso campaniforme) fue llamada así por el arqueólogo John Abercromby debido a la técnica de cerámica característica que ellos crearon y dejaron donde se asentaron.

Hace unos 4.400 a 4.700 años, las ollas en forma de campana se extendieron por Europa occidental y central. Durante más de un siglo, los expertos han discutido si la cobertura de este estilo de cerámica representa una migración implícita de personas a gran escala o si simplemente indica un intercambio de nuevas ideas y culturas.

El nuevo estudio, que analiza los datos de ADN de 400 esqueletos antiguos de toda Europa, muestra que ambas teorías son correctas.

Los científicos descubrieron que los Beaker se extendieron entre Iberia y Europa central sin un movimiento significativo de personas. Pero en el Reino Unido fue diferente: ahí la evidencia sugiere una afluencia masiva de inmigrantes a la isla, que provocó un cambio en el genoma en un período de 300 años.

El profesor Ian Barnes, del Museo de Historia Natural de Londres, dijo: «Descubrimos que los restos esqueléticos de individuos de Gran Bretaña, que vivieron poco después de aparecer la primera vasija, tienen un perfil de ADN muy diferente al de los que vinieron antes».

Los hallazgos, fruto del trabajo de 144 arqueólogos y genetistas europeos y estadounidenses, aparecen en la última edición de la revista Nature.

El Ciudadano, vía The Telegraph


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