Se puede prevenir y los tratamientos cada día son mejores, aunque aquello no quita que en el 2010 sea una de las principales causas de muerte según la ONU. Así camina la enfermedad del cáncer en la tierra, comiendo vidas en medio de una humanidad que día tras día sigue buscando las armas para darle la mejor de las peleas.
Catalina Rojas tiene 4 años. Hace 6 meses jugaba de forma normal en su casa con su hermana mayor, cuando en un forcejeo su polera se le salió divisando extrañas manchas en su cuerpo. Asombrada, la hermana avisó a su padre. Horas más tarde, la pequeña Catalina comenzó a hincharse alarmando a la familia que de inmediato la trasladó a un centro hospitalario. Dos días después, el diagnóstico les cambió completamente sus vidas: “La enfermera fue directa y sin rodeos: su niña tiene leucemia, o sea, cáncer”, dice escuetamente Héctor Rojas, padre de Catalina.
De ahí en adelante, el camino para Rojas y su familia ha sido duro. “Lo primero que hicimos fue asumir, inmediatamente. El duelo duró un día, y ahora había que luchar nomás. Nosotros tenemos una concepción de la vida que indica que tenemos que aprovechar el tiempo en el que estamos acá y darle a ella la mejor expectativa de vida en lo posible”, agrega Rojas, quien además fundó la Agrupación de Padres de Niños en Tratamiento Oncológico del Hospital Regional de Concepción.
“Nos dimos cuenta de que había una falencia muy grande dentro del hospital. Nos dimos cuenta que no existe la unidad oncológica, aunque poco a poco nos hemos ido ganando un espacio y hemos conseguido cosas, como dos salas de hospitalización, etc.”, sostiene.
MÁS CERCA DE LA MUERTE, PERO CON MÁS ESPERANZA
Su caso, grafica una realidad instala en nuestro país. El cáncer hace rato que se transformó en unas de las enfermedades que más muertos deja en el año. “En Chile, en 1975 esta enfermedad causaba sólo el 12% de todas las muertes; en 1990, el 18,1% y en 2005, fue responsable del 24,8% del total de fallecimientos. La tendencia sigue siendo al aumento y se convertirá en la primera causa de muerte”, cuenta Jorge Gallardo, presidente de la Fundación Oncológica Cáncer Chile y representante de la filial chilena de la Sociedad Americana de Clínica Oncológica. No por nada además la ONU indicó que para el 2010 la principal causa de fallecimiento en el mundo será precisamente el cáncer, misma enfermedad que al año mata a 160 mil personas en Estados Unidos.
“En todos los países del mundo, sobre todo en países desarrollados, las causas de muerte son, en primer lugar, las enfermedades cardiovasculares; en segundo lugar las enfermedades oncológicas o cáncer; y en tercer lugar los traumatismos o accidentes. En los países como nosotros, mas subdesarrollados, el cáncer en las personas más jóvenes entre los 30 y 55 años es la primera causa de muerte”, explica Fernando Chuecas, director del Departamento de Oncología del Sanatorio Alemán de Concepción. Pero una cosa debe dejarse en claro. En palabras de Chuecas, las cifras se ven aumentadas también por un incremento en las formas de diagnóstico y en el amplio acceso de información que tiene hoy la ciudadanía.
MÁS TRATAMIENTOS, MÁS VIDA
Pero así como los números suenan amenazantes, los avances en tratamientos de la enfermedad vienen dando una progresiva luz de esperanza a los pacientes. Por citar un ejemplo, en el 2005, de acuerdo a un informe elaborado por la American Society of Clinical Oncology, se logró nuevos estándares del cuidado de la etapa temprana del cáncer de mama, pulmón y colon, que incorporó nuevas terapias y aplicaciones, lo que representa, sin duda, una muy buena noticia. Incluso este año se detectó el llamado gen Kras no mutado, que permite que bajo una terapia biológica aumente significativamente las posibilidades de curación en enfermos de cáncer de colon avanzado.
“El progreso de la medicina ha ido mejorando en unos grupos de cánceres que antes eran muy malignos. Por ejemplo, las leucemias, que antes eran muy malignas, hoy por hoy se salvan. El cáncer de mamas, que es muy frecuente, ha mejorado bastante”, sostiene el oncólogo Fernando Chuecas.
LA PSICOLOGÍA: EL OTRO TRATAMIENTO
Aunque un punto importante para cualquier tratamiento es saber conllevar la parte sicológica. Y bien lo sabe Héctor Rojas, padre de la pequeña Catalina. “Un niño que tiene cáncer hasta los 5 o 6 años es consciente de que está enfermo, pero no es consciente del grado de su enfermedad, sabe que a lo mejor se puede morir, pero la muerte para ellos es muy lejana, no así para el niño que tiene 7 años a 15, que está consciente y sabe que se puede morir en cualquier momento y entra en un estado depresivo, lo que al final contagia a la familia”, dice.
Por ello, se recomienda también incluir, dentro de la terapia del cáncer, un tratamiento sicológico activo tanto en los pacientes como en la familia. Este es precisamente el otro proceso que según especialistas es incluso casi más importante que las quimioterapias u otras terapias médicas. “La parte sicológica de las personas es muy importante, porque no hace muchos años a alguien que le detectaban un cáncer era como sinónimo de muerte, o derechamente muchas personas no se llegaban a enterar que tenían un cáncer. La gente que tiene una terapia mental ve el tema de una forma más natural, está más abierta a hacerse tratamientos, y es así donde se ven las respuestas”, cuenta Verónica Cruz, vicepresidenta de la Corporación Nacional del Cáncer de Concepción.
“Esto normalmente termina en un deterioro de la familia, por muchas razones. Hemos sabido de niños que han fallecido y donde los padres terminan separándose, porque se recriminan unos contra otros por esa situación”, agrega Héctor Rojas.
DESIGUALDAD CENTRALISTA
Ante todo, falta sumar otro elemento. La realidad chilena indica que enfermarse de cáncer, además del impacto mental que aquello provoca, también requiere de un desembolso amplio del bolsillo. Los viajes, medicamentos, implementos propios de la enfermedad, son parte del repertorio que asusta el presupuesto familiar. Y es claro. No resulta nada de barato padecer cáncer, ni aquí ni en ninguna parte del mundo
“La otra vez sacamos la cuenta y para quien quiere tratarse en una clínica particular, el tratamiento para un cáncer cuesta cerca de tres millones de pesos mensuales”, complementa Rojas. Nada de accesible. Aunque el sistema de salud nacional tiene gran parte de las patologías cubiertas. Pero ojo, no hay que confiarse. Según Chuecas “en Chile afortunadamente en el sistema de salud pública existen los programas adecuados, con el famoso AUGE. Está cubierto gran parte de los cánceres, o sea, están cubiertos, pero usted sabe que el tema del AUGE no es tanto que estén cubiertos, sino que tiene que existir el financiamiento suficiente para cumplir con todo el volumen necesario, y es ahí donde está el problema”.
Además, el mito del centralismo también toca en este tema. Enfermarse de leucemia en Santiago, según el oncólogo Gallardo, no es lo mismo que hacerlo en Concepción u otras ciudades del país. “Hay una enorme diferencia entre lo que se puede hacer en las clínicas privadas buenas y lo que se hace en un hospital de provincia”, cuenta.
El juicio, en todo caso, es rechazado de plano por otros actores que se mueven en el tema. “Muchas personas prefieren irse a Santiago a tratarse, a verse, porque ven que hay más tratamientos, más posibilidades, pero en el fondo es lo mismo. Los mismos tratamientos que se hacen en Santiago se hacen acá, pero por un tema de seguridad, de confianza la gente se va a Santiago”, alega Verónica Cruz.
UN EXTRAÑO CASO
Aunque hay algo llamativo. Es normal, haciéndole caso al planteamiento de Gallardo, que las limitaciones para un buen tratamiento provengan de una condicionante externa, en este caso la falta de recursos. Pero ¿qué pasa cuando es un mismo familiar el mayor obstáculo?. Tal como lo leyó, en Valdivia se dio a conocer en los últimos días un particular caso de un niño de 11 años que padece de un cáncer testicular. La madre, tras el diagnóstico efectuado este 25 de marzo, decidió retirar del hospital al menor pues no quería ver que lo sometieran nuevamente a las quimioterapias (del 2005 que venía tratándose). “Un naturista me dijo que él está sano. Después de la quimio quedó con un problema al corazón», sostuvo la mujer al diario El Mercurio.
El tema llegó a tal intensidad, considerando la alta probabilidad de muerte inmediata que tiene el menor, que la doctora tratante del niño interpuso un recurso de amparo para obligar a la madre acceder a intervenir médicamente a su hijo.
“Tú te puedes oponer a la eutanasia, porque engloba una cuestión valórica, pero a un tratamiento de quimioterapia lo encuentro francamente irresponsable. Claro, la quimioterapia tiene efectos colaterales que a la gente puede provocar ciertos problemas, en todo caso pienso que si tú con eso le mejoras la calidad de vida a las personas, o sea, yo me pondría como mamá a esa situación”, manifiesta Verónica Cruz. Todo este proceso está en desarrollo, pero deja una abierto debate sobre hasta dónde se tiene potestad en la vida de un hijo.
LA PREVENCIÓN, EL MEJOR MEDICAMENTO
Por lo pronto, la realidad del cáncer en Chile tiene un panorama difícil. Aunque, como agregan los especialistas, el primer tratamiento siempre está antes del diagnóstico. En palabras simples: la prevención es el ahorro de cualquier momento duro en salud y es totalmente viable.
Frente a esto, Fernando Chuecas expone que “existen dos aspectos en la prevención. Uno, prevenir con estilos de vidas saludables algunos riesgos de cánceres. Por ejemplo, se sabe que la ingesta aumentada de grasas incrementa el riesgo de cáncer digestivo y de mamas. El uso, por ejemplo, de tabaco, derechamente es cáncer pulmonar y de vejiga. Lo otro, que es más que prevenir, es la detección precoz, de tal manera que se pueda tratar bien. En casos muy claros de las mujeres es que se hagan en papanicolao para evitar la aparición del cáncer cérvico uterino, las mamografías, los hombres que nos hagamos los exámenes de próstata, etc”.
“Hay algunos tipos de cáncer fácilmente prevenible (evitables), entre ellos el de la piel, evitando la exposición solar; el cáncer de pulmón, tráquea y bronquios; cavidad oral evitando el cigarrillo; el cáncer de cuello uterino evitando la infección por virus papiloma, (este se trasmite sexualmente)”, complementa Jorge Gallardo.
Así, el contexto del cáncer en Chile, si bien se presenta de forma amenazante, tiene una puerta abierta a la esperanza, pues con todo el avance en tratamientos sobre la materia, la libertad de vivir en armonía, aun cuando sean los tumores los crudos acompañantes, sigue más latente que nunca.
VIRUS PAPILOMA HUMANO
Preocupación causa en materia médica el desconocimiento sobre otros tipos de cánceres que no son masivos pero sí muy efectivos en mortalidad. Por ejemplo, el cáncer cérvico uterino, producido por el Virus Papiloma Humano (VPH) y que se transmite sexualmente, es más frecuente de lo que se cree, aunque muchos no sepan de él. El sexo oral es la principal causa de contagio y en Chile no existe una cifra exacta de enfermos. Un estudio realizado en el 2007, dijo que el riesgo de contraer el VPH es 3,4 veces más alto entre quienes han tenido seis o más parejas con las que han practicado sexo oral y tres veces más alto entre los que han tenido 26 o más parejas sexuales femeninas en su vida. Por su parte, un estudio realizado en 7 países de Europa reflejó además que un 75% de su población ignora la existencia del cáncer de cabeza, lo que complica y dificulta un diagnóstico temprano y una mayor eficiencia en los tratamientos.
Por Julio Sánchez Agurto
LaDiagonal.cl