Neurocientíficos de la Universidad de California, en Berkeley, han logrado un gran avance en nuestro entendimiento de la palabra hablada. Esto lo consiguieron haciendo un mapa de cómo el cerebro organiza los significados que asignamos a las palabras. La investigación fue publicada en la prestigiosa revista Nature y reveló que no es sólo una parte del cerebro la que se activa cuando procesamos el lenguaje, sino que es todo el órgano el que trabaja en conjunto. Impresionante.
Notablemente, los «mapas semánticos» –atlas neurológicos que indican cuáles regiones del cerebro se atribuyen a un significado– parecen ser increíblemente similares entre las personas, informa IFLScience. Esto sugiere la posibilidad de que todos nuestros cerebros están organizados más o menos de la misma forma en su tratamiento de las lenguas. Existen varios mapas interactivos que se pueden ver aquí.
«Estamos tratando de construir un atlas, como el del mundo», dice a Los Angeles Times Jack Gallant, coordinador del estudio y neurocientífico de la UC Berkeley. «Si te entrego un globo terráqueo, puedes hacer lo que quieras con él –ver cuán grande es el océano, cuál es la montaña más alta o la distancia entre Nueva York y California», dice.
Se ha pensado anteriormente que la información relacionada con los significados concretos o abstractos de las palabras, está representada en una colección de estructuras cerebrales llamadas «sistema semántico», pero ha sido difícil señalar exactamente dónde está. La producción de lenguaje en relación con el uso del cerebro, ya es un proceso lo suficientemente complejo, pero atribuir múltiples significados a las palabras es lo que hace de nuestra especie algo único, y rastrear este proceso en el cerebro, no es tarea fácil.
Para esta ambiciosa investigación, los científicos trabajaron con siete sujetos que se sometieron a imagen de resonancia magnética funcional (IRMf), para ver con precisión por dónde fluía la sangre y el oxígeno en el cerebro. En este caso, se rastrearon los flujos en las regiones cerebrales de 50.000 individuos.
Luego, se les pidió a los participantes que escucharan más de 2 horas de relatos en inglés de un programa radial en el que se contaban historias autobiográficas tristes, divertidas o emotivas. Mientras escuchaban, unos programas computacionales identificaban palabras comunes y las agrupaban cuando sus significados eran similares o idénticos.
Entonces, los investigadores unieron las apariciones de estas palabras al flujo sanguíneo en los cerebros de los sujetos. Encontraron que había unas 100 áreas diferentes, repartidas por todo el cerebro, asociadas con grupos de significados lingüísticos, y que las palabras, con sus significados, pueden coincidir con múltiples y diferentes partes del cerebro.
Por ejemplo, la palabra ‘top’ (arriba, encima) se destaca en una parte del cerebro relacionada con edificios y estructuras, pero también se asocia con otro segmento que trata conceptos como vestuario y apariencia.Cada una de estas regiones tiene un foco específico, y se identificaron diversas categorías, incluyendo conceptos como ‘social’, ‘visual’, ‘violencia’, ‘número’ y ‘tiempo’.
«Aunque los mapas son consistentes entre los individuos, también hay diferencias sustanciales», explica Gallant en un comunicado. «Necesitaremos conducir estudios más adelante, con muestras más amplias y diversas de individuos. Así podremos mapear sus diferencias en detalle», agrega.
El desarrollo del lenguaje es lo que hizo que todo lo que vemos ahora sea posible; desde las grandes obras de la literatura y el arte, hasta nuestras arriesgadas aventuras hacia mundos lejanos. Nos permite tener pensamientos tangibles e inmortales, publica IFLScience. Sin duda, el lenguaje es uno de los logros más grandes de la humanidad y este atlas semántico ofrece otro paso para develar sus secretos más genuinos y antiguos.
Traducción CCV El Ciudadano