La ayahuasca es uno de los alucinógenos más potentes del planeta. Hasta hace poco se había escrito sobre ella negativamente, descrita por legisladores y académicos como un narcótico peligroso, no apto para consumo ni para investigación científica. Pero por siglos, los indígenas de la Amazonia la han usado para tratar varias formas de malestar físico y psicológico y, gracias a un reciente interés por parte del mundo «occidental», se han abierto los canales para estudiar esta sustancia.
Qué es la ayahuasca
La ayahuasca es una infusión psicodélica, usada por los chamanes en rituales y ritos de iniciación en la región del Amazonas, que se elabora a partir de una planta llamada chacruna o chacrona (Psychotria viridis), mezclada con la enredadera ayahuasca (Banisteriospsis caapi). La chacruna contiene un compuesto psicodélico potente, llamado N,N-Dimethyltryptamine (DMT), que se encuentra en casi todas las plantas y animales que consumimos, pero que cuando llega a los intestinos es destruida por unas enzimas llamadas Monoamino oxidasas (MAO); por eso no llega al cerebro ni causa los efectos de los alucinógenos.
Para evitar esto, esta planta se mezcla con la ayahuasca (B. caapi), que contiene compuestos inhibidores de las MAO, que las bloquean y aseguran que el DMT llegue al cerebro. El resultado es un intenso viaje psíquico que dura 4 a 6 horas.
¿Es peligrosa?
Jordi Riba es un científico que estudia los efectos de la ayahuasca en el cerebro humano, como parte de un programa de las universidades Beckley (Virginia, EEUU) y Sant Pau (Barcelona, España). «Los principios activos de ambas plantas son eliminados del organismo después de una cuantas horas, de manera que la toxicidad y la sobredosis son muy poco probables», explica el investigador al medio IFLScience.
El brebaje es seguro desde la perspectiva física, pero sin una preparación correcta, un viaje con ayahuasca puede ser psicológicamente choqueante. «Algunas personas pueden experimentar ansiedad debido a la inusual intensidad y naturaleza de la experiencia. Este es el caso más común en las personas que viajan a la Amazonia a tomar ayahuasca con gente que no conocen o en quienes no confían, en ambientes que no les son familiares», explica Riba.
De hecho, mientras los miembros de las comunidades amazónicas están preparados desde el nacimiento para lidiar con las visiones de los viajes con ayahuasca, es muy común que los mochileros queden un poco afectados por sus experiencias psicodélicas.
¿Cuáles son los beneficios de la ayahuasca?
Aunque sus efectos pueden atemorizar a algunas personas, el hecho es que se ha comprobado que los viajes con ayahuasca expanden la mente y tienen un valor terapéutico. «La gente que ha tomado ayahuasca han contando que se han enfrentado a sus temas personales dolorosos y aseguran que han logrado una comprensión más profunda sobre ellos, lo que les ha ayudado a solucionarlos», dice Riba. «Hemos visto a personas que han podido superar graves adicciones a la cocaína y los opiáceos, después de algunas sesiones con ayahuasca».
Un estudio de las universidades Bekcley y Sant Pau encontró que tomar esta infusión producía un efecto antidepresivo en personas que no habían podido sanarse con ningún otro tratamiento. Lo más sorprendente fue el hecho de que los síntomas de mejoría se notaron inmediatamente después de la sesión de ayahuasca y persistieron por varias semanas. Riba afirma que estas experiencias ofrecen una «ventana de oportunidad vital para la psicoterapia», puesto que los pacientes tienden a estar mucho más receptivos durante los efectos de la planta.
Dominar el período post viaje (que Riba llama afterglow) podría llevar a tratamientos más rápidos, efectivos y duraderos para la depresión. Descrubrir los mecanismos neurológicos detrás de estos efectos es el gran desafío de los investigadores de la ayahuasca y, hasta el momento, ya se han puesto en su lugar varias piezas del rompecabezas.
Así actúa la ayahuasca en el cerebro
«Encontramos que la conectividad cerebral cambia durante las 24 horas posteriores a una sesión con ayahuasca», cuenta Riba. Durante este periodo, «las áreas del cerebro asociadas con crear y mantener el sentido del sí mismo, adquieren mejores conexiones con otras regiones que procesan las emociones y las memorias autobiográficas».
Se halló que la magnitud de este efecto se correlaciona con un aumento de ciertos rasgos claves asociados con el mindfulness, que es uno de los principales objetivos de la meditación y que se mide usando un sistema de cuestionarios validados científicamente.
Para introducirse aún más en el misterio de este psicodélico, Riba y su equipo encontraron que los usuarios de ayahuasca a largo plazo, muestran un encogimiento de una región cerebral llamada ‘corteza cingulada posterior’. Amanda Feilding, quien fundó y dirige la Fundación Beckley, dijo a IFLScience que la corteza cingulada posterior es «un centro nuclear importante de la red neuronal por defecto (RND), que recibe y representa las percepciones, llevando a los patrones rígidos de pensamiento y conocimiento que subyacen a los desórdenes psicológicos como la depresión, las adicciones y el estrés postraumático».
Estudios con escaneos cerebrales han mostrado que, bajo los efectos psicodélicos del DMT, el LSD y la psilocibina, «el control represivo de la red neuronal por defecto es menor, por lo que hay una mayor conectividad de todo el cerebro y la percepción se enriquece; se ‘reinicia’ la psiquis y las personas sienten que pueden liberarse de ciertos patrones compulsivos de pensamiento y comportamiento».
La reducción del tamaño de la corteza cingulada posterior juega un rol importante en el efecto que tiene la ayahuasca, pero es probable que este no sea el único factor. Por ejemplo, otro estudio reveló que las ondas cerebrales alfa se reducen durante el viaje de ayahuasca.
Debido a que gran parte de la actividad de la red neuronal por defecto es coordinada por las ondas alfa, no es extraño que al disminuir estas ondas también exista una reducción de la rigidez mental (control represivo de la RND) y un aumento del estado meditativo (mindfulness). Se ha observado un efecto similar durante la meditación, lo que sugiere que ambas prácticas terapéuticas activan los mismos circuitos neurológicos.
Riba afirma que «las tres áreas principales para la aplicación de tratamientos con ayahuasca son la depresión, las adicciones y el trauma psicológico». Como dice Feilding desde la ciencia, «recién estamos empezando a entender cómo funcionan» estas mágicas plantas ancestrales.
El Ciudadano