El 41, 3% de los hombres que vive con el virus VIH y que tiene prácticas sexuales con otros hombres (HPSH) no ha recibido preservativos en el último año. De ellos, el 86% no se ha realizado un test de VIH en los últimos doce meses. Estos son algunos de los resultados de la investigación «Proyecto VIBIMOS–VIH Chile» (VIBIMOS es acrónimo para Vigilancia Bioconductual y Monitorización Social).
La investigación, financiada por Fondecyt y liderada por la Dra. Valeria Stuardo, académica de la Escuela de Salud Pública (ESP) de la Universidad de Chile, se ha realizado en la población de HPSH de diversas identidades sexuales, en la Región Metropolitana.
«Esto da cuenta de carencias de las políticas públicas preventivas en relación al VIH/Sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). No solo se observa un muy bajo acceso a los preservativos, sino que el acceso al testeo parece ser insuficiente. Los programas de prevención no están llegando a las poblaciones que más lo requieren», detalla la doctora Stuardo en un comunicado.
La especialista, quien también es académica del Programa de Epidemiología de la ESP, destaca que uno de las principales dificultades es la distribución del presupuesto en VIH/Sida a nivel nacional.
«Del 100% de los fondos, 95% se invierte en tratamiento, con lo cual las políticas preventivas quedan en un segundo o tercer plano. No se trata de disminuir o quitar recursos para el tratamiento, sino buscar otros recursos para la urgente prevención del VIH. Hay subpoblaciones altamente vulnerables que están viviendo el costo de esta carencia y como país no invertir lo necesario en prevención nos cuesta muy caro», explica la doctora.
La prevalencia de VIH encontrada es al menos 20 veces superior a la de la población general, llegando a 17, 3% del universo de HPSH de todas las edades. Sin embargo, el 63,2% de los casos se concentra en hombres menores de 35 años, mientras el 17,5% de los casos está en los de de 18 a 24 años. Stuardo señala su preocupación ate el hecho de que la prevalencia se concentre en hombres jóvenes. «[Esto] refuerza la necesidad de abordar los temas de sexualidad transversalmente, en todos los espacios educativos, incorporando el enfoque de género y aplicando políticas públicas de prevención y educación sexual en estrecha alianza con la sociedad civil organizada», recalca la experta.
La investigación arroja otro dato importante: un alto porcentaje de HPSH no está utilizando medidas para prevenir el VIH u otras ITS. Más de un 50% de los entrevistados no utilizó condón la última vez que tuvo relaciones sexuales penetrativas y en los últimos 6 meses la cifra llega al 40% con parejas ocasionales.
Stuardo afirma que hay un problema de acceso a preservativos entre los hombres que tienen prácticas sexuales con hombres, porque cerca del 42% no los ha recibido en el último año. La doctora explica que la evidencia científica ha demostrado que en los países sin políticas sociales y de prevención destinadas a subpoblaciones más expuestas (como en HPSH), el riesgo de subepidemias emergentes es mayor.
«La lucha contra el VIH se ha dado históricamente desde las comunidades, es con ellos con los que hay que reforzar los esfuerzos de prevención. Necesitamos políticas públicas participativas y permanentes, de esas políticas públicas que entiendan que la prevención no sólo empieza con el uso del condón, sino también con la educación sexual, las campañas comunitarias focalizadas, el enfoque de género y el respeto por los derechos humanos, la diversidad cultural, la educación de pares y el acceso digno al testeo, entre otros», afirma la investigadora.
En el estudio participaron 375 hombres que tienen prácticas sexuales con hombres, en una edad promedio de 24 años. Se utilizó la metodología de Responding Driving Sampling (RDS), un método de muestreo dirigido por los entrevistados cuya ventaja es ofrecer la mayor aleatoriedad posible. La efectividad de este método se basa en que la mejor manera de llegar a una población de difícil acceso, es a través de las personas que pertenecen a la misma población.
En este proyecto también participaron las organizaciones Red de Orientación en Salud Social (REDOSS), la fundación SAVIA y la empresa Diagnostiko.
El Ciudadano