China: el gigante asiático reinventa la idea de comprar en un supermercado

Los cajeros desaparecen en favor de los pagos automáticos a través del móvil. Carros que siguen al cliente o cintas transportadoras con artículos ya forman parte del paisaje

China: el gigante asiático reinventa la idea de comprar en un supermercado

Autor: El Ciudadano Argentina

Coonocido como new retail (nuevo comercio), muchos afirman que allí se encuentra el futuro. Los gurús que buscan la fórmula perfecta para reinventar las tiendas están convencidos de que los negocios offline solo sobrevivirán si logran integrarse en los canales online y ofrecen experiencias que internet no puede reproducir.

En definitiva, no tiene sentido ir de compras al supermercado -uno de los establecimientos que más van a cambiar en los próximos años- si todo lo que hay en sus estanterías se puede adquirir a través de una aplicación móvil que te puede ahorrar un paseo cargado de bolsas, destaca El País de España.

Nadie duda de que China está marcando el camino en este terreno. Amazon también está en ello, pero el gigante asiático va un paso por delante. El extraordinario desarrollo de los pagos móviles, sumado a la gran penetración de los smartphones y al insaciable apetito de la población por todo lo nuevo, ha desembocado en diferentes establecimientos que, de una forma u otra, redefinen el proceso de compra.

Los establecimientos de Hema, pertenecientes a Alibaba y estrenados en 2015, son los más veteranos del sector y sirven para ver cómo será el futuro más inmediato. A primera vista parecen supermercados comunes, pero los clientes no tardan en descubrir que no lo son.

En primer lugar, el espacio destinado a los productos en venta es notablemente menor que en otros negocios tradicionales. La empresa ha decidido que es mejor destinar gran parte de su superficie a pequeñas islas temáticas en las que los clientes pueden degustar el producto.

Hay un pequeño bar que tira cañas de cerveza, una esquina de cafés gestionada por Starbucks y varias cocinas en las que un nutrido grupo de cocineros prepara los alimentos que uno quiera comerse allí mismo.

Para ello solo hay que pagar un módico extra que se calcula según el tipo de plato y el peso, con un máximo de 30 yuanes (4 dólares, aproximadamente) por medio kilo. El marisco es el favorito del público chino, pero hay desde sopa de fideos hasta bistecs.

“Antes solíamos ir a pequeños restaurantes de cerca de la oficina, pero descubrimos que aquí el género es mejor, fresco y muchas veces importado, y el precio resulta más bajo”, comentan.

Además de esta ventaja sobre las tiendas tradicionales, Hema ofrece tres tipos diferentes de compra: se puede hacer a la vieja usanza, cogiendo los productos de las estanterías y llevándolos en un carrito hasta la caja autoservicio, aunque solo se puede pagar a través de la aplicación del supermercado, que está ligada a la cuenta de pagos electrónicos de Alipay.

También se puede comprar a través de la app desde casa, y un repartidor lleva el pedido en menos de 30 minutos siempre que se encuentre a una distancia máxima de tres kilómetros; y, finalmente, se puede optar por un modo híbrido, en el que se elige el producto en el supermercado pero se compra a través de la app escaneando los códigos de barras, que abren páginas web con información muy detallada sobre lo que se va a adquirir.

Los datos quedan registrados en la cuenta de cada consumidor y la aplicación los utiliza en sucesivas visitas para recomendar productos que se ajustan a los gustos del usuario.

En principio, Hema aspira a prescindir de personal humano, y en muchos de sus establecimientos ya no hay cajeros cobrando. Pero sorprende el número de empleados que atienden a los clientes, ya sea para guiarles en las compras o para ofrecerles probar diferentes productos. También se ve trabajadores llenando bolsas con los pedidos online.

“La gente disfruta mucho más aquí que en un supermercado convencional. Es entretenido y se convierte en algo que incluso se puede hacer con amigos. No se trata de ir llenando una cesta de la compra, sino de divertirse haciéndolo”, resume un empleado.

Por Zigor Aldama para Retina (El País, España)


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