Un estudio recién hecho por Hiroshi Nittono y sus colegas de la Universidad de Hiroshima (Japón) sugiere que al ver algo delicado mejoramos nuestro desempeño.
El equipo quiso investigar si las cosas tiernas nos podría afectar en una manera medible. Se piensa que los objetos “tiernos” tienen características infantiles, como rasgos comunes entre bebes y crías de animales, por ejemplo: ojos grandes, una cabeza desproporcionada al cuerpo y una frente prominente.
Las imágenes tiernas son populares en todo el mundo, y especialmente en Japón donde la “cultura adulta” también adora a la puerilidad en contextos sociales. Este gusto impulsa a la producción masiva de juguetes como Pokemon, Hello Kitty y comics de manga, entre otros productos. En el idioma japonés estos artículos agradables se juntan bajo el adjetivo Kawaii – lo cual significa tierno en la lengua oriental.
Investigaciones anteriores han encontrado que la ternura nos llama la atención y produce sentimientos positivos. La delicadeza también provoca emociones de caridad, en el sentido de que nos da ganas de cuidar o conservar algo. Sin embargo, no se sabía si la ternura podría afectar nuestra productividad cuando no está relacionada a cuidar bebes.
Los investigadores mostraron fotografías de animales adultos y pequeños a los participantes, luego les pasaron un juego parecido a “Operación” (un juego de precisión donde los jugadores sacan partes de un cuerpo plástico con pinzas sin tocar los alrededores). Los partícipes evaluaron la ternura de las imágenes: declararon que los animales adultos y pequeños eran igual de placenteros pero que las fotografías de crías eran más adorables (lo cual significa que se puede medir justamente este factor: la ternura).
Tras ver las imágenes de las crías, los participantes cometieron menos errores en el juego de “cirugía” con juguetes de plastico. Sin embargo, se demoraron más en completar la tarea. Los investigadores encontraron que la demora y precisión en el juego podría ser el resultado de sentimientos de caridad. Dado esto, los investigadores tenían que agregar algo para medir el rendimiento que no tenga que ver con cuidar o proteger algo.
Para realizar esto, el equipo mostró fotografías de animales adultos, crías e imagenes de comida deliciosa a los participantes. Aunque las fotos de comida no fueron evaluadas como tiernas, los sujetos las calificaron aún más placenteras que las imágenes de los animales. Después hicieron un test: en tres minutos tenían que encontrar la frecuencia de una cifra específica en una matriz grande de números. De nuevo, los partícipes obtuvieron mejores resultados tras ver los animalitos pequeños. Las fotografías de comida no mejoraron el rendimiento, por lo tanto se puede concluir que el nivel de placer no afecta a la productividad. Los hallazgos de este experimento también demostraron que la ternura no baja la velocidad en completar una tarea, los sujetos finalizaron su ejercicio con éxito y rapidez después de ver cachorros en vez de perros. Esto significa que las imágenes tiernas pueden aumentar nuestra atención en finalizar una labor y también reducir la percepción de distracciones emitidas por nuestro entorno.
Los investigadores concluyeron que algo tierno nos hace más felices y mejora nuestras funciones en misiones donde se requiere mas concentración (como en una prueba). Los autores recomendaron que nos envolvamos de cosas tiernas en ambientes y acciones donde tenemos que actuar muy cuidadosamente; por ejemplo cuando estamos trabajando en la oficina o manejando.
Fuente: ScientificAmerican