Un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista científica Science of The Total Environment reveló la presencia y acumulación de pesticidas en organismos que forman la base de las cadenas alimenticias marinas.
Entre noviembre de 2019 y enero de 2020, un grupo de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) se trasladó a Bahía Fildes, en la Antártica, para estudiar la presencia de contaminantes en el fitoplancton y el zooplancton, ambos organismos muy pequeños, pero claves para la vida y equilibrio en los océanos.
El estudio desarrollado por un equipo de investigadores, entre ellos, el Dr. Juan Höfer, oceanógrafo del Centro IDEAL y académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), en conjunto con el Dr. Cristóbal Galbán, biólogo ambiental y académico del Centro de Genómica, Ecología y Medio Ambiente (GEMA) de la Universidad Mayor (UM), se centró en un tipo de contaminación denominada “persistente”. Esta se caracteriza por mantenerse durante mucho tiempo en el ambiente, dado que proviene de pesticidas usados por muchos años en la agricultura, pero que hoy se encuentran prohibidos en diversos países por su toxicidad y daño al medioambiente.
El Dr. Höfer explica que en la Antártica prácticamente no se producen estos contaminantes porque existe muy poca presencia humana, pero se trata de contaminantes de largo alcance. “Se generan en otros sitios y se pueden trasladar por el aire. Por ejemplo, algunos de ellos se transportan en masas de aire y más tarde cuando se precipitan en Antártica en modo de nieve, se van acumulando. Luego, algunos de ellos se vuelven a liberar cuando la nieve se derrite. En otros casos simplemente llegan con el viento y desde el aire se precipitan hacia el mar”.
Uno de los principales problemas de estos contaminantes es precisamente su permanencia, debido a que aunque se encuentran en cantidades pequeñas, tienen un tiempo de persistencia prolongado.
“En el trabajo realizado en la bahía Fildes fue posible observar la forma en que se comportan las concentraciones de estos contaminantes. Analizamos cómo estos tienden a acumularse inicialmente en el fitoplancton, microalgas que viven en el agua. Posteriormente, se transfieren al zooplancton, pequeños organismos como crustáceos que se alimentan de estas microalgas. Además, vemos que esto ocurre en el agua, pero lo más seguro es que en el fondo del océano, en las zonas profundas, en los sedimentos, se esté acumulando a una mayor cantidad de estos contaminantes”.
Con esta investigación se pudo establecer que las dinámicas de los contaminantes están estrechamente relacionadas con las dinámicas biológicas del fitoplancton y el zooplancton, dado que estos organismos forman parte del destino final de los contaminantes persistentes en los ecosistemas marinos.
Asimismo, el investigador Dr. Cristóbal Galbán, afirma que en la zona de estudio es la primera vez que se detectan estos contaminantes y que al estar acumulados durante mucho tiempo en el hielo en condiciones de derretimientos, estos van a recircular. “Llama la atención porque es un área que tiene mucho tráfico humano y estos contaminantes están precisamente ligados a transporte humano y atmosférico», indica.
Los vientos y sus efectos en los contaminantes
La investigación también aborda cómo ciertos factores ambientales como el viento y otras las dinámicas variables del medio ambiente no solo son relevantes para el comportamiento de estas microalgas, sino que también tienen un efecto sobre el de los contaminantes.
El estudio reveló que cuando el viento se calma, las condiciones son más favorables para que el fitoplancton crezca y se acumule en la superficie. “Es justamente en ese momento cuando notamos cambios en la transferencia y concentración de los contaminantes. Por ejemplo, si se acumula fitoplancton en la superficie y luego ocurre un evento de fuertes vientos, que pueden alcanzar velocidades de hasta 100 km por hora, todo ese fitoplancton cargado con contaminantes es empujado de forma rápida hacia el fondo del mar. Ya sabíamos que esto sucede con el carbono y otros materiales, pero observar que todas estas dinámicas y estos efectos ambientales afectan a la transferencia y al destino final de estos contaminantes es muy interesante”, concluye el Dr. Höfer.
Conoce más sobre este estudio aquí.