Siempre que hablo de Carl Sagan lo hago no sin emoción. Es como si se tratara de alguien cercano. Con una familiaridad (sí, ingenua familiaridad) que le profeso porque crecí viendo sus documentales, porque lamenté su partida y porque cada libro, cada entrevista, no ha hecho en mí más que inspirar un gran amor por el Universo, sus fenómenos, por la humanidad (con todo lo que esto implica) y por el conocimiento.
«Estas herramientas sirven para reconocer las falacias más comunes y peligrosas de la lógica y la retórica»
El día de hoy, luego que me obsequiaran una revista, porque a ti te gusta Sagan ¿verdad?, me dijeron, recordé un capítulo de su libro de 1995, ‘El Mundo y sus Demonios’, titulado ‘El Sutil Arte de Detectar Camelos’. En él explica los peligros de mal versar las explicaciones racionales, así como herramientas útiles para desarrollar el pensamiento escéptico. Además de la conveniencia de usar el escepticismo en todo lo que nos rodea. Recordé con precisión sobre las herramientas para reconocer falacias «las más comunes y peligrosas de la lógica y la retórica».
Sus explicaciones sencillas y poderosas por ciertas son un gran placer leer y recordar. Por eso no me es exagerado, de ninguna forma, decir que siento cercano a Carl Sagan, como una especie de mentor desde que era pequeña. Supongo que no soy la única y eso es lo mejor del caso. Así que, repasemos una vez más las herramientas que Sagan propone para distinguir camelos. Nada que no veamos constantemente en el área de la política y la religión, Carl Sagan asegura que se debe a que «a menudo se ven obligados a justificar dos posiciones contradictorias».
1.- Ad hominem del latín, ‘contra el hombre’, atacar al que discute y no a su argumentación.
2.- Argumento de autoridad. Es decir, usar la posición jerárquica de quien habla.
3.- Argumento de consecuencias adversas. (p. ej.: Debe de existir un Dios que de castigo y recompensa porque, si no, la sociedad sería mucho más ilegal y peligrosa, quizás incluso ingobernable).
4.- Llamada a la ignorancia. La declaración de que todo lo que no ha sido demostrado debe ser cierto, y viceversa. (p. ej.: Puede haber setenta mil millones de otros mundos pero, como no se conoce ninguno que tenga el avance moral de la Tierra, seguimos siendo centrales en el universo.) Esta impaciencia con la ambigüedad pude criticarse con la frase: la ausencia de prueba no es prueba de ausencia.
5.- Argumento especial, a menudo para salvar una proposición en un problema retórico profundo. (p. ej.: ¿Cómo puede un Dios compasivo condenar las generaciones futuras al tormento porque, violando las normas, una mujer indujo a un hombre a comer una manzana? alegato especial: no entiendes la sutil Doctrina del Libre Albedrío.)
6.- Estadísticas de números pequeños. (p. ej.: He sacado tres sietes seguidos. Esta noche no puedo perder).
7.- Non sequitur, «no sigue», en latín. (p. ej.:Nuestra nación prevalecerá porque Dios es grande). A menudo, los que caen en la falacia non squitur es simplemente que no han reconocido posibilidades alternativas.
8.- Post hoc, ergo propter hoc, en latín, «después de esto, luego a consecuencia de esto». (p. ej.: Cuando las mujeres no votaban, no había armas nucleares).
9.- Pregunta sin sentido. (p. ej.: ¿Qué ocurre cuando una fuerza irresistible choca con un objeto inamovible? Pero si existe algo así como una fuerza irresistible no puede haber objetos inamovibles, y viceversa).
10.- Exclusión del medio o falsa dicotomía: considerar sólo los dos extremos en un continuo de posibilidades intermedias (p. ej,: Sí, claro, ponte de su parte; mi marido es perfecto; yo siempre me equivoco).
11.- Hombre paja: caricaturizar una postura para facilitar el ataque (p. ej.: Los científicos suponen que los seres vivos se formaron juntos por casualidad, una formulación que ignora deliberadamente la principal idea darwiniana: que la naturaleza avanza conservando lo que funciona y descartando lo que no.
12.- Prueba suprimida, o media verdad (p. ej.: Estos abusos del gobierno exigen una revolución, aunque sea imposible hacer una tortilla sin romper antes los huevos. Sí, pero ¿en esta revolución morirá más gente que con el régimen anterior? ¿Qué sugiere la experiencia de otras revoluciones contra regímenes opresivos?
Así pues, en el capítulo que menciono nos explica otros trucos argumentativos que podemos distinguir si agudizamos la atención al escuchar a nuestros interlocutores o personajes de cualquier área de conocimiento. Otra parte también de sumo interés es sobre lo que Sagan llama las herramientas para el pensamiento escéptico, del cual explica que éste no es otra cosa que «simplemente el medio de construir, y comprender, un argumento razonado y -especialmente importante- reconocer un argumento falaz o fraudulento».
No cabe duda de que estas herramientas ponen a prueba los razonamientos que podemos tener incrustados como verdad, así como que nos da bases para reconocer en los discursos (propios y ajenos) las grietas retóricas que esconden mucho más que el mensaje obvio y que, distinguir esto, nos proporciona un sentido crítico (y auto crítico) de lo que se nos presenta como verdades.
Por Ivonne Lara
Fuente: Hipertextual.com