¿Como viviríamos si no existiera nuestra Luna?

Gracias a que la Luna es parte de nuestro sistema, la Tierra tiene características que la hacen un planeta rico y vasto; más allá de lo habitable.

¿Como viviríamos si no existiera nuestra Luna?

Autor: Sofia Olea

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¿Qué seria de la Tierra si hiciéramos desaparecer repentinamente la Luna? ¿Cómo se vería afectada la vida en el planeta? El efecto más inmediato que podríamos ver, es que las noches serían totalmente oscuras, habrían desaparecido las fases lunares.

Sería el sueño de todo astrónomo, porque podríamos disfrutar las estrellas, la Vía Láctea y otras maravillas del cosmos, sin ser deslumbrados por la luz lunar. Dejarían también de producirse los eclipses solares y los lunares. Pero además de desaparecer el romanticismo y misterio asociado a nuestro satélite, los efectos serian mucho mayores y concretos.

1- Adiós a las mareas como las conocemos

mareas

Un efecto que apreciaríamos a corto plazo sería la desaparición de las mareas provocadas por la gravedad de la Luna. Nuestro planeta tiene un 70% de su superficie cubierta de agua líquida en forma de mares y océanos. La Luna ejerce una fuerza de atracción gravitatoria sobre dicha corteza líquida, deformándola y produciendo oscilaciones cíclicas ligadas a la rotación de la Tierra, con una frecuencia aproximada de medio día.

Es cierto que el tirón gravitatorio del Sol produce también una deformación de los océanos terrestres, pero su efecto es aproximadamente la mitad de fuerte que el lunar, así que, sin la presencia de la Luna, seguirían produciéndose mareas en la Tierra, pero mucho más débiles. Serían como un oleaje suave.

Como consecuencia de la desaparición de las mareas lunares, las corrientes oceánicas se debilitarían y las aguas tenderían a estancarse, por lo que las orillas de los mares perderían su sistema de drenaje y limpieza natural que se produce por el movimiento de las olas. El agua oceánica tendería a redistribuirse dirigiéndose hacia los polos, y también aumentaría el nivel del mar en las costas. La consecuencia de todo esto sería un cambio drástico del clima de la Tierra.

2- Adiós a un eje de rotación estable

Eje de rotación de la Tierra

El movimiento de la Luna alrededor de la Tierra está sincronizado, es decir, ésta tarda el mismo tiempo en rotar alrededor de sí misma que en girar alrededor de la Tierra. Es por eso que siempre vemos la misma cara de la Luna, y la otra permanece oculta desde nuestro planeta. El movimiento orbital de la Luna alrededor de la Tierra estabiliza el eje de rotación de nuestro planeta, manteniendo su inclinación fija en unos 23 grados respecto al plano de su órbita. Esta inclinación es la responsable de que existan las estaciones así como las conocemos.

El eje de rotación de la Tierra realiza un movimiento circular estable llamado “precesión”, que es el que mantiene dicha inclinación fija. El eje terrestre tarda unos 26 mil años en completar este movimiento circular. Sin la Luna, la precesión terrestre se ralentizaría, con lo que el eje de rotación terrestre perdería su estabilidad, como cuando un trompo pierde la fuerza del giro y está a punto de caer. Su eje podría llegar variar de forma caótica, entre 0 y 90 grados.

Esto produciría de nuevo un enorme cambio climático a escala global, que podría producir veranos con mas de 100 grados e inviernos con fríos de 80 grados bajo cero. En el caso más extremo, el eje de rotación terrestre podría alinearse directamente hacia el sol, lo que haría que zonas del planeta estuvieran bajo una permanente insolación y otras en permanente oscuridad. Las gigantescas diferencias térmicas entre las dos mitades de la Tierra producirían vientos extremos de más de 300 kilómetros por hora y otros fenómenos meteorológicos dramáticos.

3- Adiós a muchas de las especies terrestres

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Sin la Luna también se afectaría la fauna y flora en la Tierra. El efecto más inmediato sería la desaparición de la luz solar que la Luna refleja. Esto alteraría los ritmos biológicos de muchas especies animales y vegetales que se han adaptado y evolucionado bajo la presencia cíclica de la luz lunar. Muchas especies deberían adaptarse de forma súbita a la oscuridad total de las noches sin luna.

La desaparición de las mareas lunares afectaría sobre todo a las especies adaptadas a los flujos y corrientes marinas, las que viven en las costas o las que habitan mares y océanos, habituadas a las actuales pautas de los flujos oceánicos.

Los drásticos y globales cambios climáticos, debidos a la desaparición de las mareas y a la desestabilización del eje de rotación de la Tierra, serían los causantes de los peores efectos sobre la vida terrestre. Los ritmos vitales de todas las especies animales y vegetales se verían alterados por estos cambios climáticos: las migraciones, la época del celo, la hibernación, etc.

El crecimiento de las plantas también sería gravemente afectado por las variaciones térmicas extremas. Muchas especies serían incapaces de adaptarse, produciéndose extinciones masivas de plantas y animales. En el caso muy extremo de que el eje de rotación terrestre acabara apuntando hacia el sol, la vida en la Tierra, tal como la conocemos, sería imposible en cualquiera de los dos hemisferios. Quizás sería viable solamente en el ecuador, entre el hemisferio ardiente y el hemisferio helado del planeta.

Via ID. Fuente: El País.


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