Lograr dispositivos blandos y apretables ha sido una especie de «Santo Grial» en el mundo de la robótica, donde los ingenieros han estado buscando la forma de crear máquinas sin componentes rígidos, que les permitan contorsionarse y comprimirse a través de espacios estrechos.
Los pulpos son el perfecto ejemplo natural de tales soñados robots, gracias a su capacidad de cambiar de forma y torcer sus cuerpos dependiendo de los obstáculos que encuentran. Llevar el diseño de los cefalópodos al futuro es la tarea que un grupo de científicos de Harvard se propuso, creando el «octobot» (octopus/pulpo + robot), el primer robot del mundo con cuerpo blando.
Hasta ahora, la mayoría de los robots han incluido al menos algunos componentes duros, como contenedores de combustible, cables u otras fuentes de poder. Sin embargo, como publican en la revista Nature, los creadores del octobot explican cómo superaron este problema imprimiendo en 3D el cuerpo de silicona del robot con forma de pulpo, que «contiene reservas de combustible y cámaras de reacción catalíticas» que almacenan tintas a base de hidrogel en sus tentáculos.
Estas tintas contienen partículas de platino, las que reaccionan con peróxido de hidrógeno, con el fin de liberar oxígeno y vapor de agua. Esto hace que los brazos del robot se inflen y doblen, con una serie de válvulas e interruptores que controlan el movimiento de gases, para segurar que mientras algunos tentáculos se expanden, otros se contraigan, propulsando de esta forma al octobot hacia adelante. De momento, los autores no han logrado crear una manera de dirigir al robot, pero ya que lo tienen en movimiento, planean investigar los métodos para controlarla dirección de su impulso.
El actual modelo mide menos de dos centímetros de alto y su extensión es del tamaño de una palma humana. Puede andar por unos cuatro a ocho minutos antes de agotar su reserva de peróxido de hidrógeno, pero se están preparando versiones más grandes, que serían capaces de mantenerse activas por más tiempo entre recargas.
Una vez que el prototipo esté perfeccionado, esta tecnología podría tener un gran número de aplicaciones prácticas, llevando a la creación de una robótica mucho más ágil, la que podría ser usada para contingencias militares de salvamento.
Por Ben Taub, IFLScience
Traducción, CCV, El Ciudadano