A la par de los dinosaurios, había criaturas que habitaban en el mar y que alcanzaban dimensiones colosales. El Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles da cuenta de este ictiosaurio que arroja luz sobre los procesos de evolución animal.
La altura de su cráneo era del tamaño de un jugador de básquetbol. Extendido, abarcaba la misma longitud que cuatro o cinco autos tipo sedán. Así fue la primera criatura gigante que habitó en la Tierra tal cual como se conoce actualmente.
Su nombre científico es Cymbospondylus youngorum y era un ictiosaurio que parecía una mezcla entre pez y delfín, según informó el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles. En una de las salas de este recinto, se exhibe el colosal cráneo de esta criatura marina.
Para que la gente pudiera darse una idea de cómo eran aquellos animales, los arqueólogos se dieron a la tarea de hacer una recreación gráfica sobre la apariencia y el hábitat de este ictiosaurio que vivió durante el periodo Triásico Tardío, hace 246 millones de años.
«Mientras los dinosaurios dominaban la Tierra, los ictiosaurios y otros reptiles acuáticos (que no eran dinosaurios) dominaban las olas, alcanzando tamaños igualmente gigantescos y diversidad de especies. Los ictiosaurios, que desarrollaron aletas y formas corporales hidrodinámicas propias de los peces y las ballenas, nadaron por los antiguos océanos durante casi toda la Era de los Dinosaurios», explicó el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles.
El cráneo de este ejemplar fue hallado en las montañas Augusta de Nevada, junto con una parte de la columna vertebral, un hombro y una aleta delantera. Según los arqueólogos, ese descubrimiento representa «el primer caso de un ictiosaurio que alcanza proporciones épicas».
Su hocico alargado y sus dientes en forma de cono sugieren que esta especie se alimentaba de calamares y peces, pero por su tamaño probablemente también comía reptiles marinos más pequeños.
Los expertos también hacen un comparativo entre los ictiosaurios y las ballenas actuales.»Las ballenas y los ictiosaurios comparten algo más que un rango de tamaño. Tienen planes corporales similares y ambos surgieron inicialmente después de extinciones masivas. Estas similitudes los hacen científicamente valiosos para su estudio comparativo», señaló el Museo de Historia Natural.
Fuente: Agencia Sputnik.