Los investigadores médicos de todo el mundo sueñan con crear en el laboratorio células madre capaces de convertirse en células de cualquier tejido y órgano para ayudar en la regeneración celular.
En el proceso de creación de los seres humanos, cuando un embrion se está formando, las primeras células madre que lo conforman comienzan a multiplicarse y a convertirse en células de distintos tejidos u órganos gracias a su capacidad de pluripotencia. Así, las células madre pasarán a ser todas las células necesarias para que el embrión se desarrolle hasta convertirse en un pequeño ser humano.
La lucha por crear esas células madre pluripotentes comenzó en 1962 cuando John B. Gurdon descubrió que la especialización de las células era reversible, teoría que se completó en 2006 cuando el japonés Shinya Yamanaka anunció un método para reprogramar células maduras, como las de la piel, y dotarlas de pluripotencia. A través de la reprogramación celular se podrían convertir las células maduras en cualquier célula especializada del organismo, hallazgo que revolucionó completamente la medicina de investigación.
Gurdon y Yamanaka compartieron el Nobel de Medicina en el año 2012 precisamente por estos importantes hallazgos. Los dos investigadores abrieron la puerta a nuevos implantes de tejidos como la piel, creados a partir de estas nuevas células denominadas ‘células de pluripotencia inducida’, iPSC por sus siglas en inglés.
Estas células reprogramadas se consiguen al insertar un cóctel de proteínas llamadas factores de transcripción en células maduras, según explica Juan Carlos Izpisua Belmonte, investigador del Instituto Salk de Estudios Biológicos de La Jolla, en California.
Ahora, el proyecto Grandiose, integrado por investigadores de todo el mundo, ha explorado cada paso de la reprogramación de las células y han descubierto un nuevo tipo de célula: la llamada célula de clase F. El nombre proviene del adjetivo fuzzy, que en inglés significa ‘borroso’, y que le atribuyeron a esta célula por la apariencia que tienen las colonias que forman. Las células F son estables y proliferan a gran escala, requisitos indispensables en las terapias regenerativas para combatir enfermedades como la diabetes.
Izpisua Belmonte señala que «la aplicación clínica todavía no es segura porque las mutaciones derivadas de la inserción podrían formar tumores. Aún así, las células madre personalizadas para su uso terapéutico pueden ser una realidad. Estos cinco artículos -publicados en la revista Nature- marcan los primeros pasos hacia la comprensión de la pluripotencia de clase F y, por lo tanto, hacia el aprovechamiento de su potencial clínico”.
Estos nuevos avances en la medicina abren un camino hacia la posible existencia de más tipos de células alternativas que podrían resultar tremendamente últiles en la regeneración celular y en el tratamiento de determinadas enfermedades. Según los científicos encargados de la investigación, en un futuro próximo, las células madre personalizadas para el uso terapéutico podrían convertirse en realidad.