Los astrónomos han descubierto la existencia de un agujero negro supermasivo que parece ser el más antiguo y más distante de su tipo que hemos encontrado. Resultó que apunta su brillante rayo de partículas directamente a la Tierra.
El recién encontrado agujero negro supermasivo llamado PSO J030947.49+271757.31 se encuentra en el corazón de un blazar y es el más distante jamás observado, afirman los investigadores.
Los blazares son núcleos galácticos activos que emiten un jet o chorro relativista en dirección a la Tierra. Entre estos objetos brillantes, los blazares son los más brillantes de todos.
Para medir la distancia hacia esta fuente emisora de luz, los astrónomos midieron la longitud de onda del desplazamiento al rojo. Obtuvieron un valor récord de 6,1, «nunca antes medido para un objeto similar».
«El espectro que apareció ante nuestros ojos confirmó primero que PSO J0309+27 es en realidad un núcleo de galaxia activo, o una galaxia cuyo núcleo central es extremadamente brillante debido a la presencia en su centro de un agujero negro supermasivo alimentado por el gas y las estrellas que engulle», indicó la astrofísica Silvia Belladitta de la Universidad de Insubria en Italia.
Basándose en los datos obtenidos por el Gran Telescopio Binocular (LBT), los astrónomos afirmaron que la luz que podemos detectar de PSO J0309+27 fue emitida en realidad hace casi 13.000 millones de años, lo que significa que el blazar existió en las etapas extremadamente tempranas del Universo, menos de 1.000 millones de años después de la Gran Explosión.
El equipo de investigadores estima que tiene una masa igual a unos 1.000 millones de veces la masa del Sol.
«Gracias a nuestro descubrimiento, podemos decir que en los primeros 1.000 millones de años de vida del Universo, existió un gran número de agujeros negros muy masivos que emitían poderosos chorros relativistas», señaló Belladitta.
«Este resultado impone fuertes restricciones a los modelos teóricos que intentan explicar el origen de estos enormes agujeros negros en nuestro Universo», concluyó.
El estudio se publicó en la revista Astronomy & Astrophysics.
Cortesía de Sputnik
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