Su piel granulada y su canto similar a un largo silbido metálico, fueron algunas de las características que indicaron a los investigadores que se trataba de una novedad.
“No hay ninguna otra especie conocida que tenga un canto igual”, explicó Brian Kubicki, investigador principal. Él, Stanley Salazar y Robert Puschendorf fueron los encargados de describir esta variedad.
La ranita mide cerca de 2.5 centímetros. Se caracteriza por tener patas relativamente largas y delgadas, así como por el iris de su ojo, que es blanco.
Con el hallazgo de Hyalinobatrachium dianae, ya suman 14 las ranas de vidrio que habitan el territorio nacional.
Los científicos identificaron seis especímenes en las provincias de Limón y Heredia, ubicados entre los 400 y 800 metros sobre el nivel del mar.
La ranita es nocturna y suele poner sus huevos cerca de los arroyos.
Novedad
Según señalaron los investigadores, la distribución geográfica de la especie (en parte de la cordillera Volcánica Central y la de Talamanca) puede ser la responsable de que su descubrimiento y descripción para la ciencia se hicieran hasta ahora, pues la zona se caracteriza por ser un bosque de difícil acceso.
Este factor podría ser un beneficio para la conservación de este género, pues la mantendrá alejada del alcance del ser humano. Todavía se desconoce cómo podrían afectarlo situaciones como el cambio climático .
“Estamos agradablemente sorprendidos de que haya otras especies de ranas de vidrio por descubrir, a pesar de que en Costa Rica se ha realizado una amplia investigación en el campo de la investigación herpetológica”, aseguraron ellos en el artículo científico publicado en Zootaxa.
La ranita Hyalinobatrachium dianae recibió su nombre en honor a Janet Diana Kubicki, quien siempre apoyó e incentivó a su hijo Brian, en su interés por la naturaleza. También se le nombró así en honor a la diosa romana de la caza, Diana.
“Esto, en relación con nuestra propia búsqueda en los bosques de Costa Rica, para entender mejor los anfibios que habitan en su interior”, comentaron los científicos en el artículo.
Más hallazgos
Kubicki y Salazar también realizaron el primer registro en el país de una rana arborícola llamada Ecnomiohyla bailarina . La especie ya fue dada a conocer a la ciencia y descrita en Panamá por Abel Batista y otros investigadores en 2014.
El hallazgo realizado por Batista se publicó en la revista Zootaxa y ubicó la presencia de la esta especie en Darién, Panamá.
En la publicación, los científicos aseguraron que debido a los hábitos sigilosos de esta rana arborícola, se desconoce el tamaño de su población. Además, señalaron que factores sociales y políticos característicos de la zona en la cual apareció tornaban difícil evaluar el tamaño de la población en un futuro cercano.
El registro en Costa Rica de Ecnomiohyla bailarina ayudará a conocer más en detalle estas ranas, que son de las más misteriosas y elusivas del neotrópico, según Kubicki y Salazar.
En suelo costarricense, y tras hallar tres especímenes, se lograron establecer diferencias entre machos y hembras de la especie.
“Los machos tienen, en la base del pulgar, unas estructuras negras, similares a espinas. Eso es un tipo de dimorfismo sexual (variación entre un macho y hembra)”, comentó Kubicki.
La rana arborícola Ecnomiohyla bailarina fue hallada al sureste de la vertiente caribeña de Costa Rica, a 466 millas de donde fue reportada por primera vez (en Panamá).