La joya es insertada directamente en las venas de quien la porta utilizando unas agujas, lo cual permite la activación de unas pequeñas ruedas que se encuentran al interior del aparato al entrar en contacto con la energía que hay en la sangre, informa el portal IFL Sciencie.
El proyecto llamado ‘Adictos a la Energía’ consta de tres diseños de piezas de joyería: The Blinker (‘Las anteojeras’), The E-Pulse conductor (‘El conductor de pulso E’) y The Blood Bridge (‘El puente de sangre’).
En su página de Internet, la polémica diseñadora afirma que su trabajo se inscribe en la discusión sobre el insaciable consumo de recursos energéticos, por lo cual «busca ver lo lejos que estamos dispuestos a ir para alimentar nuestra adicción en un mundo donde los recursos son cada vez más escasos».
Asimismo, Kizhner considera que «en un mundo donde hay un declive significativo de recursos, la humanidad está obligada a encontrar nuevas fuentes para satisfacer las necesidades energéticas. De ahí que la propuesta sugerida a este dilema se base en la idea de la riqueza biológica, la cual nos permite extraer energía directamente desde nuestro cuerpo».