Las alucinaciones, comúnmente asociadas a trastornos psicóticos, podrían ser el resultado de un proceso natural que tiene el cerebro para darle sentido al mundo, de acuerdo a un estudio científico.
El estudio muestra que las visiones y los sonidos inexistentes pueden ser creados por un hábito del cerebro de predecir lo que espera experimentar, llenando así los espacios vacíos en la realidad. Esta habilidad es la que permite que reconozcamos a una ágil figura negra en el living como el gato, aunque ésta no sea mucho más que un borrón, publica The Independent.
El profesor Paul Fletcher, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, explica lo siguiente: «Tener un cerebro predictivo nos hace eficientes y aptos en crear una imagen coherente de un mundo ambiguo y complejo. Pero también significa que no estamos tan lejos de percibir cosas que no están ahí realmente, y eso es la definición de alucinación».
El equipo de investigadores, junto con sus colegas de la Universidad de Cardiff, iniciaron un experimento para ver si las personas con tendencias psicóticas eran más hábiles llenando los espacios vacíos en las imágenes de la realidad. A los participantes les mostraron imágenes en blanco y negro que lucían más como una colección de líneas y manchas. Luego les mostraban las imágenes originales a color. Una vez que habían visto las imágenes originales, los participantes podían reconocer lo que las líneas en blanco y negro habían querido representar. Aquellos con signos muy incipientes de trastornos tuvieron mejor desempeño que las personas mentalmente sanas.
«La importancia de estos hallazgos es que nos dicen que la emergencia de síntomas claves en la enfermedad mental se puede entender en términos de un equilibrio alterado de las funciones cerebrales normales. También sugieren que estos síntomas y experiencias no siempre reflejan un cerebro «defectuoso» o con tendencias psicóticas, sino mas bien uno que se esfuerza –en circunstancias naturales– por darle sentido a una información cuyo sentido es ambiguo», explica Naresh Subramaniam, de la Universidad de Cambridge.
La investigación fue publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Traducción, CCV
El Ciudadano