Cuando un medicamento está siendo estudiado para salir al mercado, debe ser efectivo incluso sin compuestos farmacológicos. De acuerdo a este dato, los pacientes toman el placebo. Ahora bien, ¿qué ocurriría si esos pacientes son especialmente sensibles a que les haga efecto?
Según la investigadora de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, Kathryn Hall, el resultado tendría un sesgo importante, siendo de prioridad número uno conocer la susceptibilidad de cada persona y así evitar cualquier tipo de inconveniente. Es ahí donde reside el placeboma, que es el conjunto de genes implicados en esas respuestas.
El placeboma consiste en identificar mediante cribados genéticos a las personas más adecuadas para integrar los ensayos clínicos y así aumenta la viabilidad de los medicamentos, pero si eso no es posible, según la científica, es necesario incluir un tercer grupo, sin ningún tipo de tratamiento que permita detectar posibles consecuencias, lo cual evidentemente tiene un riesgo.
El placeboma según Hall y su invstigación llamada «Genetics, and the placebo effect: The Placeboma», daría inicio a una nueva técnica, la que podría cambiar la forma en que se llevan a cabo las pruebas de los fármacos, revolucionando el área dedicada a dichos procesos.
No hay que olvidar que esta técnica es distinta a lo que es el efecto placebo. Demien G Finniss, investigador de la Universidad de Sidney en Australia, llegó a la conclusión de que no hay sólo un efecto placebo, sino varios y que con una adecuada relación entre médico y paciente, además de contar con un fuerte deseo de recuperación, pueden ser las claves a la hora de ver una mejoría en la salud.
Por Francisca Arriagada.
El Ciudadano