La tecnología nos ha permitido poder hablar con personas que están a kilómetros de distancia o tener toda la información que necesitamos en nuestro día a día directamente en nuestros relojes o ropa. También hemos conseguido que los coches piensen y conduzcan por nosotros.
¿Por qué no mimetizarnos con la tecnología hasta el punto de que nuestro propio cuerpo esté conectado, por ejemplo, a la nube? Eso es lo que propone ni más ni menos que Ray Kurzweil, uno de los principales visionarios de Google, quien cree que pronto nuestro cerebro estará conectado directamente con algunos servicios ‘cloud’.
Este ejecutivo de Google expuso semejante visión del futuro durante la conferencia Exponential Finance en Nueva York, en la que aclaró que la mente humana se verá complementada con la inteligencia extra que proporcionará la computación en la nube. Esta conexión se realizará, afirma Kurzweil, mediante una serie de nanobots fabricados con hebras de ADN, los cuales se alojarían entre nuestras propias neuronas.
Con todo ello, dentro de apenas 15 años, veremos ya como nuestro pensamiento “será un híbrido de pensamiento biológico y no biológico”, según ha afirmado el experto de Google. “En mi opinión, esa es la naturaleza del ser humano: trascender nuestras limitaciones físicas”.
El sueño del transhumanismo
Kurzweil es tan sólo el último de una larga corriente que promueven (y esperan con anhelo) la fusión entre las capacidades naturales del hombre con las nuevas tecnologías para llevar al ser humano a una nueva dimensión.
En ese sentido, el famoso científico Michio Kaku se ha planteado la posibilidad de que las conexiones cerebrales se almacenen en una suerte de disco duro, llamado conectoma (al igual que el genoma lo es de los genes) que permitirá desconectar la parte física del cerebro de la información que contiene (lo que los filósofos llamaban alma) para poder crear bibliotecas digitales de datos que en realidad contengan a personas reales.
Por supuesto, si extraemos el conocimiento y la personalidad de una persona y la tenemos guardada en un archivo digitalizado… ¿por qué no insertar este disco en un robot y crear seres inmortales que fusionen su mente con un cuerpo de metal y acero?