Peter Kramer de la Universidad de Padua, Italia, y su colega Paola Bressan acaban de publicar un artículo sobre el extraño fenómeno llamado ‘microquimerismo’, que es la presencia en el organismo de un reducido número de células originarias de otro individuo y que, por lo tanto, son diferentes genéticamente a las células del individuo huésped. Se conoce poco acerca del tema pero se estima que recogemos ADN diferente tal vez desde el vientre materno, entre gemelos que intercambian información genética o de un hermano mayor que nos haya dejado ADN en la placenta, informa ‘Big Think’.
En un estudio que se realizó a 63 madres, se observó que albergaban células masculinas en sus cerebros. Los epidemiólogos determinaron que los cromosomas Y (masculino) mejoraron la salud general de las mujeres. «Los seres humanos no son individuales unitarios sino superorganismos», dice Kramer, afirmando que somos una fusión de muchos organismos, incluidas, potencialmente, otras personas.
Existen casos extraños en los que se encontraron células masculinas en mujeres que no habían dado a luz a ningún varón. En se caso el ADN posiblemente fue transferido por un hermano mayor o entre gemelos.
Los trabajos de Peter Kramer demuestran que no somos individuos unitarios sino superorganismos, construidos con la interacción de múltiples materiales genéticos que determinan lo que somos.