Erowid es uno de los portales dedicados sobre uso y abuso de sustancias psicoactivas con más visitantes de Internet (17 millones de visitas únicas el año pasado). Comenzó como un proyecto personal de dos estudiantes de humanidades a principios de los 90, y desde 1995 se ha mantenido como uno de los referentes informativos más solicitados por los curiosos, personal de sala de emergencias e investigadores a favor y en contra de la lucha contra las drogas.
Actualmente, Erowid (cuyo nombre supuestamente fue compuesto a partir de raíces indoeuropeas que significan “sabiduría de la tierra”) cuenta con fichas detalladas de dosificación y características de más de 350 sustancias psicoactivas, que abarcan toda la gama que va de la cafeína a los opiáceos. Su reputación la coloca como un sitio intermedio entre los foros de droga más o menos moderados y las revistas científicas especializadas, pues cuentan con un pequeño pero diligente equipo que recaba experiencias de primera mano enviadas por los usuarios de todo tipo de sustancias. La idea es que si alguien está buscando drogas ilegales (las cuales, por cierto, no se comercializan en el sitio) pueda contar con información acerca de cómo se llaman en la jerga del mercado negro, cuáles son sus efectos positivos y negativos, así como comentarios subjetivos de quienes escriben las crónicas.
Desde su fundación, la idea ha sido que el sitio sirva como una referencia informativa/educativa respecto al uso de sustancias psicoactivas, más que un órgano de discriminación moral: en el sitio se pueden leer descripciones angelicales y paradisiacas de LSD o MDMA y descripciones terroríficas y angustiantes de las mismas sustancias. Más que por la colorida experiencia personal, lo que diferencia a Erowid de otros foros es que se concentra en los hechos y en la naturaleza de las sustancias desde un punto de vista químico, con énfasis en la experiencia del usuario.
¿Qué ha cambiado desde los días en que Erowid se lanzó a las aguas del Internet en la cultura de las drogas? En el ámbito legal, aparentemente muy poco, aunque ha sido el trabajo de gente como los editores de Erowid el que ha permitido que al menos algunos países hayan comenzado a aplicar políticas de regularización del estatuto de ciertas drogas, así como de la apertura a la discusión de los efectos concretos (es decir, fisiológicos) de tales sustancias, en lugar del tradicional acercamiento a ellas con precaución y recriminaciones morales. Un buen instrumento también para compensar la propaganda fanática en contra de toda sustancia de carácter ilegal, o como dicen sus editores, “un acto de resistencia civil.”
En los 90 tales foros existían en forma de listas de correo o grupos de Usenet dedicados a psicodélicos, mientras que la información que proviene de gobiernos o fuentes oficiales se dedicaba a satanizar el uso de drogas sin detenerse a considerar la psicología del usuario y los efectos –benéficos o dañinos, pero de manera objetiva– de tales sustancias.
Según la Encuesta Nacional de Uso de Drogas y Salud de Estados Unidos 2014, casi la mitad de los estadunidenses mayores de 12 años han probado algún tipo de droga ilícita, desde marihuana hasta calmantes de prescripción, hasta cocaína o peyote. A medida que la política de prohibición se mantiene absorbiendo presupuesto federal a favor de la militarización, y los laboratorios ilegales manufacturan drogas sin procedimientos sanitarios adecuados para inundar el mercado negro de sustancias potencialmente peligrosas o mortales (mas no ilegales), los usuarios y los curiosos tienen la responsabilidad de cuidarse e informarse a sí mismos al respecto de estos temas, al igual que la de contribuir a la educación y cuidado de los demás. En ámbitos como el uso de drogas, el Internet –y especialmente Erowid– van mucho más lejos que las tibias y mojigatas campañas de prevención: devuelven el sentido de agencia y responsabilidad al público.