Escoazul: Veneno de alacrán para combatir cáncer

Investigadores cubanos ya tienen pruebas concluyentes sobre la efectividad del  Escoazul, obtenido a partir del veneno de un alacrán, en el tratamiento del cáncer


Autor: Mauricio Becerra



Investigadores cubanos ya tienen pruebas concluyentes sobre la efectividad del  Escoazul, obtenido a partir del veneno de un alacrán, en el tratamiento del cáncer. Si bien aún faltan estudios, en Cuba ya hay muchos pacientes recuperados o que han mejorado su calidad de vida. La distribución del medicamento en la isla es gratuita.

Investigadores cubanos confirmaron esta semana la efectividad del veneno del alacrán Rhopalurus junceus en el tratamiento del cáncer. Si bien las investigaciones comenzaron hace más de 20 años y recientemente concluyeron la fase de ensayo preclínico del veneno, los científicos caribeños buscan evidencias más sólidas para que el Centro de Control Estatal de la Calidad de los Medicamentos permita el ensayo clínico y posteriormente el registro del producto como medicamento natural.

El producto es desarrollado en el laboratorio Labiofam, ubicado en las afueras de La Habana, aunque la investigación sobre el efecto antitumoral de la toxina de dicho alacrán se inició en 1985 por un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo.

El director de Labiofam, José Antonio Fraga, señaló que la utilidad de la toxina del escorpión se valida porque tiene “proteínas de bajo peso molecular que tienen acción antitumoral. Teniendo en cuenta que el veneno es un pool proteico, es necesario llegar hasta el aislamiento de la proteína que tiene esa acción sobre el ADN de las células malignas”.

Hasta ahora se ha probado la inocuidad del tratamiento con el veneno y sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias, señaló Fraga. Los investigadores cubanos prueban hoy el veneno en laboratorios de Venezuela y España y próximamente se harán otros estudios en Italia y Francia.

El veneno extraído del alacrán ha sido llamado Escozul y se comenta que el 97 % de todos los pacientes tratados, unos 80 mil procedentes de Cuba ,España y América Latina, han mejorado considerablemente su calidad de vida.

Pese a que las autoridades de salud cubanas advierten que el producto aún está en fase investigativa, se suministra gratuitamente a quines lo han solicitado en la isla.

El Escoazul se prepara a partir del veneno del escorpión azul (Rhopalurus junceus), un artrópodo que sólo vive en las islas del Caribe. En Cuba hay 32 especies de escorpiones, 29 de ellas endémicas, de las 1.600 conocidas en el mundo.

Misael Bordier, biólogo de la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo, comenzó los estudios con el veneno primero en ratas y perros con tumores cancerosos. Los resultados fueron auspiciosos para el investigador. “Vimos como el 85 por ciento de las ratas sobrevivían”- señaló Bordier.

Luego de probarse en humanos, el Escozul mostró su efectividad en un espectro amplio de tumores. Los mejores resultados se han observado, en orden de importancia, en los cánceres de próstata, colon,  pulmón, cerebro, de las vías digestivas, de mamas, y de huesos y leucemia.

También ha demostrado cualidades preventivas ante tumores y cuerpos extraños detectados a nivel temprano, como las displasias mamarias, ya que aumenta la actividad inmunológica encapsulando el desarrollo de los tumores. Incluso se ha reportado su eficacia en el mal de Parkinson, inflamación pélvica e insuficiencia renal.

INHIBIDOR DE LA PROTEASA

El Escoazul no ataca a la célula maligna directamente, sino que actúa evitando su desarrollo al inhibir la proteasa, enzima que rodea como una membrana todo tipo de cáncer, lo que frena su expansión.

También la información recogida da cuenta de que también estimula el sistema inmunológico del paciente, incrementando los glóbulos blancos de la sangre, que tienen un importante rol en el estímulo de la inmunidad de los cuerpos. “En todos los procesos cancerosos la inmunidad juega un papel importante e incluso se plantea que hay algunos tipos de cáncer donde el papel inmunológico es determinante”-comenta Bordier.

Además se ha reportado en investigaciones anatomo-patológicos con animales de experimentación y en necropsias que el Escoazul evita el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos. Al inhibir el desarrollo de éstos se frena el crecimiento de los tumores.

En definitiva el Escoazul es un efectivo inmunomodulador, además de ser antiinflamatorio, altamente analgésico y anestésico.


LOS RESULTADOS

Niurys Monzón, de 28 años, contó a CNN que “tenía once años cuando fui diagnosticada de cáncer de páncreas y empecé a tomar escozul cuando tenia quince”. José Felipe Monzón, su padre, comenta que en 1992 el cáncer de su hija había hecho metástasis a pesar de dos años de quimioterapia, radiación y tres operaciones. Los médicos la habían desahuciado.

Por ello acudió al biólogo Misael Bordier, para quien Niurys fue su primera paciente. La recuperación de la niña fue asombrosa, tan así que junto a su padre comenzaron a criar alacranes. Hoy tienen tres mil y, por recomendación de Bordier, empezaron a distribuir el veneno gratuitamente desde su casa.

Dos veces por semana distribuyen cientos de botellas con una poción hecha de agua destilada mezclada con unas gotas de veneno del alacrán azul. De toda Cuba y el  extranjero llegan a su puerta personas buscando este tratamiento novedoso para el cáncer. Se calcula que en poco más de una década más de 60 mil cubanos han utilizado el Escozul para combatir su cáncer.

Niurys y José Monzon, pese a no dedicarse a fichar los datos con rigurosidad científica, reconocen que a partir de su experiencia un 80% de los pacientes muestra una marcada mejoría en la calidad y duración de sus vidas, de los que entre 25 y 30 por ciento ven desaparecer totalmente sus tumores. El único problema, reconocen los Monzón, es la escasez de alacranes para tal demanda.

En Labiofam se entrega el producto de forma gratuita, luego de una evaluación de cada caso, pese a que el Instituto Oncológico de Cuba tiene aún reservas e insiste que se requiere más investigación científica para determinar si el Escozul realmente funciona.

Mauricio Becerra R.
El Ciudadano


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