El objetivo de Estados Unidos es establecerse por encima de estas dos grandes potencias como China y Rusia para dominar la creación y manejo de la Inteligencia Artificial en el campo militar.
El Departamento de Defensa de los Estados Unidos usará la tecnología de la Inteligencia Artificial (AI) como herramienta de seguridad, en un intento por superar a China y Rusia en la carrera armamentista.
En tal sentido, los esfuerzos de la nación norteamericana están enfocados en el desarrollo de misiles inteligentes, armas de destrucción masiva y el resguardar el acceso a los diferentes mercados armamentistas.
Si bien la Inteligencia Artificial ha sido potenciada durante la última década por algunos países, con el objetivo de “ayudar a la humanidad” en todos los planos de la vida, el objetivo de Estados Unidos es establecerse por encima de estas dos grandes potencias y dominar la creación y manejo de la AI a nivel militar. Por su parte, China y Rusia han asomado algunos indicios de sus adelantos en esta materia.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, indicó que el país que controle las nuevas tecnologías de Inteligencia Artificial logrará dominar el planeta.
Quizá esta sea una de las posibles lógicas que explique la actual guerra comercial que desarrollan Estados Unidos y China a partir de la implementación de la tecnología 5G y las sanciones a empresas como Huawei.
Vale recordar que las fricciones entre estos dos gigantes se han intensificado en los dos últimos años, y Washington advierte sobre la supuesta amenaza que esta tecnología supondría para la seguridad de la nación norteamericana.
Algunos expertos estadounidenses señalan que “los objetivos principales al desarrollar esta tecnología se centran en obtener el menor porcentaje de daños físicos o cibernéticos sobre civiles y militares americanos que se encuentren alrededor del mundo, tanto en países con conflictos armados, como el personal diplomático que se encuentran en todas las embajadas de EE.UU. en todo el mundo”.
Este año, las fuerzas militares norteamericanas han manifestado públicamente su preocupación sobre los avances y aplicación de la red 5G .
La excusa de EE.UU. para desarrollar la IA con fines guerreristas y hacerle la contra a la red 5G es que los cuerpos militares navales y aéreos dependen estrechamente de los pronósticos del clima para garantizar la seguridad de sus operaciones.
Un documento de la Marina estadounidense, fechado en marzo de este año, asevera entre otras cosas que el 5G interferiría directamente en el tipo de banda utilizado para medir el vapor de agua, «requerido para obtener parámetros tangibles de precipitaciones como nieve, hielo, lluvia y altura de las olas», una situación que dañaría no solo la seguridad de los vuelos sino también la planificación estratégica y operativa en el campo de batalla.
Riesgo de ciberataques
Como se sabe, la tecnología de la Inteligencia Artificial permitirá incrementar, en un futuro muy cercano, el número de satélites en el espacio, lo cual sin duda será una revolución en las comunicaciones.
Sumando la red de 5G de uso común, el “internet de las cosas”, la retroalimentación compartida de forma constante en un nuevo mundo hiperconectado donde las neveras, los automóviles o los aires acondicionados estarán enchufados a la red retroalimentándose de información, son apenas los ingredientes para ciberataques.
“A mayor exposición, la vulnerabilidad ante el hackeo se intensifica, especialmente en un contexto en el que el talento en ciberseguridad escasea», declara Soledad Antelada Toledano, Ingeniera en Ciberseguridad del Berkeley Lab en California, Estados Unidos.
Guerra comercial
Ahora bien, en esta Guerra comercial Guerra de «Big Data», como algunos denominan la pugna de Estados Unidos contra China, “el acopio de datos y el capitalismo de vigilancia se desarrollan primero en el marco de la guerra fría desde 1950 y tiene su relación con el complejo militar/industrial norteamericano”, apunta un artículo de la organización Alainet.
La agencia encargada de cibernética (CISA) en el Departamento de Seguridad Interior dijo recientemente que Estados Unidos debería ser cuidadoso de los drones fabricados por China.
Según el ente, estas aeronaves no tripuladas podrían contener componentes que pueden comprometer su información y compartirla con servidores ajenos.
Steve Banon, ex asesor del presidente Donald Trump, ha sostenido que atacar a Huawei es lo más importante para lograr el proyecto de «Make América Great Again» (Hacer grande de nuevo a Estados Unidos).
En ese contexto de ciberguerra, Trump señaló que Huawei continuará en la lista negra.
Durante el último foro económico de San Petersburgo, el presidente Vladimir Putin aifirmó que los intentos de Estados Unidos por excluir sin más a Huawei de los mercados internacionales pueden calificarse como la primera guerra tecnológica de la época digital.
La agencia Bloomberg, al hablar de “guerra fría digital” y de “cortina de hierro digital”, señaló que China como respuesta aceleraría su propia industria de tecnología informática para disminuir, en las cadenas de valor, su dependencia de insumos importados.
El mejor ejemplo de esto es que en junio pasado ya la empresa china Huawei tenía activo un reemplazo propio del sistema operativo Android en sus teléfonos.
A pesar de todo esto, el gobierno de Estados Unidos no ha asignado en el presupuesto de este año un monto significativo para desarrollar las tecnologías AI.
En la realidad actual, el Gobierno chino ha demostrado ante el mundo cómo Estados Unidos puede estar siendo sobrepasado en materia tecnológica, sobre todo en el campo de la Inteligencia Artificial.
De hecho, la red 5G es una de las armas principales que tiene para ganar la actual guerra comercial.
Sin embargo, al hablar del modo de acumulación del llamado “Capitalismo de Inteligencia Artificial” basado en el Big Data, hay que tomar en cuenta que está compuesto por una materia prima de usadores del Internet, medios de producción consistentes en la Inteligencia Artificial, los algoritmos, la ciencia de los datos, productos predictivos que crean conductas inmediatas o futuras; un nuevo meta-mercado donde se comercian la predicción de comportamientos actuales y la posibilidad y realidad de modificar o controlar comportamientos en los usuarios, entre otros aspectos.
Acá, se puede simplificar toda esta cadena con eso de la sociedad de consumo basada en el marketing, los medios de comunicación y las redes sociales que están utilizando cada vez más los norteamericanos a partir de Google, Facebook, Twitter e Instagram, por solo mencionar algunos de los grandes consorcios globalistas de la actualidad.
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