No hay un solo «gen gay» que influya en nuestras preferencias sexuales. Por el contrario, una gran cantidad de variantes genéticas, junto con influencias ambientales y sociales, determinan qué sexo biológico nos atrae. Los investigadores comparan la situación con los factores que determinan la altura de una persona, en la que múltiples factores genéticos y ambientales juegan un papel.
El comportamiento sexual es altamente complejo y no puede definirse de manera simplista por un solo factor, de acuerdo con los resultados del mayor estudio sobre la genética del comportamiento sexual, publicado en Science. El estudio, titulado «Large-scale GWAS reveals insights into the genetic architecture of same-sex sexual behavior«, sugiere que algunos comportamientos homosexuales se heredan y otros están influenciados por una combinación de genética, factores ambientales y experiencias de vida.
Para determinar el papel de la genética en la configuración del comportamiento sexual, un equipo internacional de científicos revisó los registros de ADN de más de 500.000 participantes. Las bases de datos estaban en bancos como UK Biobank y 23andMe, Inc. Utilizando un estudio de asociación de todo el genoma (GWAS), el equipo analizó el historial sexual autoinformado de las personas que previamente habían tenido relaciones sexuales con una persona del mismo sexo, género u orientación y lo comparó con millones de marcadores genéticos en genomas completos, para determinar cuál de las cuatro bases de ADN (A, C, G y T) estaban presentes en lugares comunes.
Aunque los comportamientos sexuales autoinformados pueden presentar ambigüedades en la interpretación o definición, los investigadores pudieron identificarlos y asociarlos a ciertos marcadores genéticos, conocidos por influir en diversos rasgos mentales y físicos humanos, como el comportamiento sexual, las características psiquiátricas, de personalidad y reproductivas. Cinco marcadores genéticos, en particular, se asociaron con el comportamiento sexual. Cada uno de estos, individualmente, tiene un pequeño efecto en el comportamiento sexual de una persona, pero pueden ser moldeados por cientos de miles de variantes genéticas que están influenciadas por el entorno y la experiencia de vida de una persona.
“Por lo tanto, podemos decir con confianza que no hay un solo determinante genético ni un solo gen para el comportamiento u orientación sexual hacia el mismo sexo. En la medida en que la sexualidad está influenciada por la genética, es más probable que intervengan cientos o miles de variantes genéticas. Estas variantes, junto con el entorno y las experiencias, dan forma a resultados como las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo”, escriben los autores.
Curiosamente, solo el 40 por ciento de las influencias genéticas fueron compartidas por ambos sexos, mientras que el otro 60 por ciento era exclusivo de cada sexo, lo que llama la atención porque normalmente la superposición genética entre hombres y mujeres suele ser «mucho mayor» para la mayoría de los rasgos. Los autores sugieren que esta característica podría describirse como el resultado de diferentes construcciones sociales y de género para cada sexo.
Los autores advierten tajantemente que su trabajo no tiene la intención de «identificar» o «predecir» si una persona estará interesada en su mismo sexo, sino ayudar a comprender la complejidad de la orientación sexual, las diferencias genéticas entre hombres y mujeres, el comportamiento, la atracción y la identidad.
Un sitio web -creado por los investigadores para explicar el estudio- da un mensaje claro: «Este estudio proporciona evidencia adicional de que el comportamiento sexual diverso es una parte natural de la variación humana general».
Mira el video que desarrollaron los científicos
Fuentes: IFL Science, The Guardian.