El miedo a la muerte es un sentimiento muy común entre los humanos, y lo ha sido durante toda la historia conocida. En algunos casos, el temor a la muerte puede llegar a transformarse en una fobia llamada tanatofobia. En un reciente sondeo, sin embargo, se encontró que la mayoría de las personas tienen una experiencia feliz al acercarse inevitablemente a su último respiro.
La fundación británica YouGob reveló hace poco que un 68% de las personas teme a la muerte, pero los resultados de este nuevo estudio revelaron que morir es «menos triste y atemorizante –y más feliz– de lo que se piensa».
Los investigadores, de la Universidad de Carolina del Norte en EEUU, analizaron los textos escritos por paciente terminales y las últimas palabras de una serie de prisioneros condenados a muerte. Las emociones reveladas no denotaban ansiedad y soledad, sino sentimientos de «amor, conexión social y sentido».
El artículo, publicado en la revista Psychological Science, describe como los investigadores compararon las palabras reales de personas a punto de morir, con las de voluntarios a quienes se les pidió que imaginasen que tenían solo unos meses de vida.
El profesor Kurt Gray y sus colegas usaron algoritmos para escanear a ambos grupos de personas enfrentadas a su propia muerte, detectando palabras asociadas con emociones positivas y negativas. Encontraron que a medida que se acercaba el momento de morir, las palabras de los desahuciados y los condenados adquirían un tono emocional más positivo, con un foco en temas significativos, como la familia y la religión.
«Cuando imaginamos nuestras emociones a medida que nos acercamos a la muerte, pensamos que la mayoría de ellas son la tristeza y el miedo», dice el doctor Gray, pero «los humanos somos increíblemente adaptativos; emocional y físicamente», agrega.
«En nuestra imaginación, morir es solitario y sin significado, pero los escritos finales de las personas que iban a morir están llenos de amor, conexión social y sentido», relata Gray.
Los pacientes del estudio tenían cáncer terminal y esclerosis lateral amiotrófica (ELA), y sus escritos se fueron registrando en blogs actualizados por un periodo de tres meses, mientras los prisioneros eran texanos que enfrentaban una ejecución de muerte, cuyos testimonios fueron recolectados por el Departamento de Justicia de EEUU.
Nota original en The Independent
El Ciudadano