Según los científicos, los humanos han cambiado la forma del cerebro de los perros al criarlos con rasgos específicos a lo largo del tiempo.
No es fácil saber cuántas razas distintas de perros hay en el mundo. La aproximación más cercaana es la que da el organismo mundial canino Federación Cinológica Internacional, que estima que existen 343 razas de perros. Sin embargo, la cifra asciende cada año y es difícil imaginar un planeta sin “el mejor amigo del hombre” ni mucho menos cuánto han evolucionado.
Un reciente estudio científico asegura que así como estos insuperables amigos se han sabido ganar un espacio en los corazones del hombre y, desde luego, en cada hogar que le cobija, han adoptado nuevas habilidades, temperamentos y algunas cualidades humanas, entre ellas, modificar su anatomía.
Según los científicos, los humanos han cambiado la forma del cerebro de los perros al criarlos con rasgos específicos a lo largo del tiempo.
Para demostrarlo, los investigadores utilizaron un escáner de resonancia magnética para examinar y mapear las redes cerebrales de 62 perros de raza pura machos y hembras en 33 razas, que van desde basset hounds y beagles hasta golden retrievers y galgos.
Durante la investigación, los autores del estudio exploraron si las diferentes habilidades, como cazar usando la vista o el olor, la vigilancia o la compañía, se correlacionan con las diferencias en la estructura del cerebro.
Por milenios, los humanos han criado diferentes linajes de perros domésticos para diferentes tareas, como la caza, el pastoreo, la vigilancia o la compañía. Estas diferencias de comportamiento deben ser el resultado de diferencias neuronales subyacentes, pero sorprendentemente, este tema ha quedado en gran parte sin explorar.
El estudio actual examinó cómo la cría selectiva por humanos ha alterado la organización general del cerebro en los perros, detalló un artículo que fue publicado en JNeurosci.
En particular, los resultados de la variación neuroanatómica es claramente visible en todas las razas. Esta variación se distribuye de forma no aleatoria en todo el cerebro.
Adaptación y supervivencia
Los escaneos revelaron que los perros de diferentes razas tienen una anatomía cerebral significativamente diferente, en formas que no son solo el resultado del tamaño del cuerpo o cerebro del perro, o la forma de su cráneo. En opinión de los expertos, los cambios parecen deberse en parte a los humanos.
La coautora del estudio, Erin E. Hecht, profesora asistente en el Departamento de Biología Evolutiva Humana de la Universidad de Harvard, explica que «estas diferencias se deben, al menos en parte, a la cría selectiva de comportamientos particulares».
Además, el estudio indica que «ha habido una fuerte presión de selección reciente sobre la organización del cerebro en razas individuales de perros, lo que sugiere que los efectos de los humanos sobre los cerebros de los perros pueden ocurrir muy rápidamente en el tiempo evolutivo», dijo a Newsweek.
«Creo que es bastante profundo que nuestra especie haya dado forma a los cerebros de otra especie en el planeta», argumentó Hecht.
Árbol filogenético modificado
Un análisis filogenético realizado por el grupo de investigadores reveló que la mayoría de los cambios se han producido en las ramas terminales del árbol filogenético del perro, lo que indica una selección fuerte y reciente en razas individuales.
Estos resultados establecen que la anatomía del cerebro varía significativamente en los perros, probablemente debido a la selección de conducta aplicada por los humanos.
Se sabe que las razas de perros varían en cognición, temperamento y comportamiento, pero se desconocen los orígenes neuronales de esta variación.
A través de este estudio se determina que casi toda la variación identificada ocurre en las ramas terminales del árbol filogenético del perro, lo que indica una selección fuerte y reciente en razas individuales.
Igualmente, se indica que a través de la cría selectiva, los humanos han alterado significativamente los cerebros de diferentes linajes de perros domésticos de diferentes maneras.
Ahora bien, Hecht destaca que esta investigación sugiere que los científicos podrían usar la neurociencia para comprender mejor el comportamiento en los perros y para criar y entrenar perros de manera más efectiva para habilidades especializadas .
Por otro lado, se abre una nueva ventana para examinar preguntas fundamentales de ciencia básica sobre cómo los cerebros producen comportamientos y cómo evolucionan los cerebros con el tiempo.
Hecht reconoció además que los hallazgos fueron limitados durante el estudio porque los perros fueron recogidos de manera oportunista en una clínica veterinaria. Eso significa que, hasta donde los investigadores saben, los animales eran mascotas familiares y no estaban usando habilidades especializadas en la raza como el pastoreo o la caza.
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