Desde el rápido aumento en los procedimientos de labioplastia -remodelación de la vulva- hasta la tendencia actual del blanqueamiento genital, los ideales modernos de belleza parecen estar logrando convencer a las mujeres de que sus genitales deben ser «mejorados» y que su estado natural no es lo suficientemente adecuado.
Los ejemplos anteriores involucran la apariencia externa, pero también se han popularizado las modificaciones internas, que prometen mejorar la tensión vaginal y restaurar la función sexual. Estos tratamientos, llamados «rejuvenecimiento vaginal», solían depender de técnicas quirúrgicas invasivas, pero los médicos y las clínicas ahora venden versiones no quirúrgicas de estos servicios, que supuestamente ofrecen los mismos resultados con poco tiempo de inactividad sexual (o ninguno), empleando dispositivos láser y de radiofrecuencia para alterar la estructura del tejido vaginal
Además de establecer ideales femeninos poco realistas, el problema con estos tratamientos basados en energía, es que implican el uso no aprobado de potentes dispositivos que no han demostrado ser seguros para estas aplicaciones.
Preocupada por el aumento de la comercialización de estos riesgosos procedimientos, la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU) emitió una advertencia sobre este tipo de atención médica, dirigida tanto a los consumidores como a los proveedores.
«Hasta la fecha, no hemos autorizado ni aprobado la comercialización de ningún dispositivo basado en la energía para tratar estos síntomas o afecciones ni ningún síntoma relacionado con la menopausia, la incontinencia urinaria o la función sexual», señala la FDA.
«El tratamiento de estos síntomas o afecciones mediante la aplicación de terapias basadas en la energía a la vagina puede llevar a eventos adversos graves, que incluyen quemaduras vaginales, cicatrices, dolor durante las relaciones sexuales y dolor recurrente o crónico», agrega la agencia.
Los tratamientos de rejuvenecimiento con láser y radiofrecuencia se basan en un concepto médico relativamente nuevo, llamado regeneración mesenquimatosa hipertérmica no ablativa, en el que un dispositivo de energía, diseñado para destruir tejido, se coloca en un nivel inferior, de modo que solo calienta sin destruirlo. Se ha demostrado que este calentamiento específico modifica el marco de colágeno del tejido conjuntivo y estimula las células productoras de colágeno.
Según una revisión de la literatura de 2017 en la International Journal of Women’s Health, varias investigaciones han encontrado que los láseres fraccionales de CO2 y ergium YAG y algunos dispositivos de RF, pueden mejorar significativamente la llamada laxitud vaginal y el funcionamiento sexual. Sin embargo, debido al pequeño número de pacientes en cada estudio, muchos obstetras y ginecólogos creen que todavía faltan pruebas a favor. Además, muchos de los ensayos fueron realizados por médicos privados o centros de cirugía estética que ofrecen servicios de rejuvenecimiento vaginal, lo que significa que es muy probable que sus datos no sean objetivos.
La FDA ha enviado cartas de advertencia los fabricantes de siete dispositivos que usan esta tecnología, porque han estado comercializando sus productos ablativos para uso no ablativo en la pared vaginal.
«Nos hemos puesto en contacto con estos fabricantes para compartir nuestras inquietudes y supervisaremos sus afirmaciones sobre los usos de sus productos. Además, seguiremos monitoreando los informes de eventos adversos asociados con este problema y mantendremos informado al público si hay nueva información significativa disponible», declaró la FDA en su advertencia.
Fuente: IFLScience