Las restricciones para realizar velorios ante la pandemia de Covid-19, ha llevado a empresas funerarias a “reinventarse” para cumplir con un mínimo ritual que satisfaga las exigencias de los clientes.
En México la empresa exequial Gayosso ofrece velatorios que se pueden seguir por videollamada. También habilita un espacio digital para enviar condolencias y mensajes de apoyo a los familiares de víctimas del coronavirus.
En su página web el Grupo Gayosso ofrece “la opción del Funeral Virtual, con el cual, familiares y amigos podrán hacerse presentes en la despedida de su ser querido, manteniendo una sana distancia”.
Explican que consiste en “un servicio de transmisión de video disponible en todas las agencias del Valle de México, Cuernavaca, Aguascalientes, Monterrey, Torreón, Morelia, Irapuato y en algunas agencias de las ciudades de Guadalajara, León, Tijuana y Mexicali”.
Los familiares y amigos podrán estar en el servicio funeral y/o la misa de cuerpo presente acompañando a sus seres queridos a través de una computadora o dispositivos móviles como celular o tableta.
Una tradición que tiende a cambiar
Conocido mundialmente por su colorida celebración del Día de Muertos el 2 de noviembre, el país de las catrinas se ciñe actualmente a estrictos protocolos para despedir a los deudos.
Uno de los casos recientes es el de David Rivas, que despidió a su madre con una misa y un rosario en el patio de su vecindad en Ciudad de México. Las restricciones que impuso la pandemia de coronavirus para honrar a los muertos poco le importaron tras quedarse solo con un cofre de cenizas.
Fue el único de los seis hijos de María Higinia Barrera que pudo observar el cuerpo sin vida. Los demás la vieron por última vez cuando se la llevaron al hospital, de donde salió directo para el crematorio.
«Te dicen que no hay que hacerles misas», pero «mi mamá ya se cremó, ya no hay problema de contagios (…) Como todo ser humano, necesitas darle su misa, su rosario para que se vaya en paz», dijo a la AFP David, un albañil de 48 años, tras la ceremonia que ofició un sacerdote en el este de la capital de México.
Las autoridades recomiendan no velar a los fallecidos por Covid-19 o con sospecha de haber contraído la enfermedad, y cremar o inhumar el cuerpo inmediatamente.
Pero a muchos como David les cuesta aceptar la idea de un funeral sin cuerpo presente o de un entierro sin mariachis, como se acostumbra en sectores populares de ese país con más de 100 millones de católicos.
A las honras de María Higinia, fallecida a inicios de mayo a los 68 años, asistió una veintena de familiares con tapabocas. El distanciamiento físico inicial se rompió tras una lluvia que los obligó a refugiarse bajo una carpa.
Los rezos dieron paso momentáneamente a las risas, al calor de unas tostadas que ofreció la familia.
Los familiares de María Higinia aseguran que se la llevaron al borde de un coma diabético, pero en el hospital supuestamente enfermó de Covid-19 y no pudieron acompañarla cuando se acercaba el momento final. El resultado de la prueba nunca llegó y el dictamen fue de neumonía atípica.
«Es una impotencia porque no puedes ver a un ser querido, (aun) cuando no está confirmado que tiene esa enfermedad», dijo David.
José Luis Padilla, encargado de una funeraria en Nezahualcóyotl, suburbio cercano a Ciudad de México, ha tenido más trabajo de lo usual por la pandemia, ytambién problemas porque algunos insisten en ver el cuerpo de su familiar.
«Quieren que a fuerza saquemos el cuerpo, que abramos, pero va en una bolsa especial», dijo Padilla. «Lo más que podemos hacer es que desde la carroza se despidan, y hacerles entender que no es cosa de nosotros, es por su seguridad».
La tanatóloga Gabriela Pérez explicó que ver el cadáver ayuda a superar el estado de negación ante la muerte. «El ser humano necesita ver el cuerpo». Solo a David se lo permitieron para los trámites de entrega.
«Les dije (a mis hermanos) que vi el semblante de mi madre con tranquilidad, paz, como que descansó», señaló. «Por eso es que yo a la fecha no he llorado, porque tengo la satisfacción de que vi a mi madre descansar».
Aunque el gobierno recomienda no hacer funerales, advierte que, de realizarse, no deben durar más de cuatro horas ni superar los 20 asistentes.
Por la pandemia, algunos anticipan que el Día de Muertos, caracterizado por coloridos disfraces de calaveras, dulces, fiestas y altares, no será igual. Al menos por este año.