Durante tres años, un equipo de investigadores australianos ha estudiado la distribución, sociabilidad y partos de delfines hembra, en un área de 120 km2 cerca de Bunbury, al oeste de Australia. Las cámaras instaladas en barcos han permitido observar a 50 hembras y descubrir grupos únicos de 20 a 30 ejemplares que se juntan para cuidar a sus crías.
Todos los años, durante el verano y principios del otoño del hemisferio sur, los científicos han constatado que aumenta la densidad de hembras en aguas tranquilas y poco profundas, en un momento que coincide con los nacimientos de las crías. Los resultados del estudio fueron publicados en Animal Conservation.
“En esos meses las hembras forman grupos como guarderías con otras hembras adultas y sus crías, donde descansan y cuidan juntas a sus pequeños”, explica a Sinc Holly Raudino, autora principal del estudio e investigadora en la Unidad de Investigación de Cetáceos de la Universidad Murdoch en Perth, Australia.
Los expertos explican que este comportamiento social estable y a largo plazo no se había observado hasta ahora en ninguna especie de delfín, pero no descartan que ocurra en otros lugares del mundo. “Puede pasar lo mismo en otras poblaciones, pero nunca se ha estudiado realmente, y para ello son se necesita una intensa observación durante todas las estaciones, y así detectar patrones temporales”, dice Raudino.
Es la primera vez que un estudio documenta los ciclos temporales en los vínculos sociales que establecen las hembras de delfín, para proteger a las crías de los predadores y evadir el acoso de los delfines macho. «Gracias a estas conclusiones», señala Raudino,“podemos confirmar que tanto la distribución, sociabilidad y partos son predecibles en tiempo y espacio”. La investigadora recalca la importancia de este hallazgo, considerándolo único.
El trabajo proporciona información valiosa para mejorar la protección de áreas marinas tomando en consideración las dinámicas sociales y poniendo el foco de conservación en las instancias de crianza.
Una de las amenazas humanas para la subsistencia de los delfines en esta área son los barcos de recreo que navegan por aguas protegidas y tranquilas en verano, cuando las hembras forman sus guarderías. Este tipo de actividades ponen en serio peligro a hembras adultas y a sus crías debido a los golpes de los botes, su excesivo ruido, o la costumbre de los turistas de alimentar a los animales.
El equipo propone mejorar la señalización y limitar la velocidad de las embarcaciones, pero recalcan que el cuidado de los delfines “depende de la colaboración de los dueños de los barcos y de que estos no entren en estas zonas protegidas”.
Vía SINC.