Stuart se incorporó a la Fuerza Aérea de Inglaterra y empezó a viajar alrededor del mundo para instalarse finalmente en Nueva Zelanda. David por su parte, se trasladó a la ciudad de Sheffield desde donde cada año le escribía una tarjeta de cumpleaños a su hermano que nunca llegaba a destino. “Todos los años me acordaba de su cumpleaños. Le compraba una tarjeta y solía escribirle mensajes emotivos, me ayudo mucho cuando tuve los paros cardíacos, como que me daba la sensación que tenía alguien a quien contactar”, comentó el hermano mayor al diario Daily Mail.
Su suerte cambió el año pasado cuando decidió buscar en la red. Estableció contacto a través de Facebook con Tiffany, su sobrina, quién le facilitó la dirección de correo electrónico de su padre. Tomo nota del mismo de manera errónea y nunca obtuvo respuesta a su extenso mail. Ese mismo año, redactó otra tarjeta de cumpleaños que decía: “Creo que no nos volveremos a ver. Traté de ponerme en contacto contigo, pero no he recibido respuesta alguna, por lo que entiendo que no te interesa”.
Sin perder la esperanza, volvió a la carga con un nuevo intento, esta vez telefónico. ¿El resultado? David le dejó su número a la hija de Stuart quien se encargó esta vez de establecer el contacto sin errores. Luego de hablar y ponerse al día Stuart viajó junto a su pareja al Reino Unido junto para visitar a David.
Juntos leyeron todas las cartas que nunca habían podido llegar a destino. El vínculo fraterno pudo más que la distancia,y la magia de la tecnología más que los desencuentros.