Historia de un tumor: Elaboran la línea temporal más precisa de un cáncer en un paciente

Los científicos usaron un desafortunado efecto secundario como marca temporal para apuntar hacia todos los otros tumores en el cuerpo del paciente. Analizando genéticamente las mutaciones de las células cancerosas, con un modelo matemático construyeron una completa línea de tiempo, desde el momento en que el cáncer comenzó a crearse en el intestino.

Historia de un tumor: Elaboran la línea temporal más precisa de un cáncer en un paciente

Autor: Sofia Olea

por primera vez en la historia de la ciencia se ha podido ir paso a paso hasta el inicio de un cáncer, permitiendo aprender nuevos e increíbles detalles sobre cómo los tumores se forman y mutan para volverse mortales.

Las peores noticias de un diagnóstico de cáncer vienen cuando el médico descubre que el tumor ha hecho metástasis (se esparce hacia otras partes del cuerpo, formando tumores secundarios), y es muy difícil predecir cuánto tiempo demora este proceso. Con este nuevo conocimiento, los profesionales médicos podrán mejorar las opciones de tratamiento para los pacientes.

«Rastrear o predecir el comportamiento de un cáncer será la clave para planificar nuevas estrategias de tratamiento, que apunten a los tumores en el momento exacto en que pueden hacer más efecto», dice Andrea Sottoriva, uno de los investigadores del Instituto para la Investigación del Cáncer (ICR), en Inglaterra.

El equipo analizó la metástasis de un cáncer intestinal en un paciente que tuvo un desafortunado efecto secundario en un test de diagnóstico, publica Science Alert. A medida que la enfermedad avanzaba, ese efecto significó que los médicos pudieron saber precisamente cuándo había emergido uno de los tumores secundarios, permitiendo crear la línea de tiempo más exacta del desarrollo del cáncer rastreada alguna vez en un paciente.

Al principio el hombre fue diagnosticado con cáncer de intestino en 2008 y se sometió a una cirugía, pero los médicos también encontraron un nódulo en su pulmón, el que decidieron mantener bajo observación, en caso de que se volviera canceroso.

En 2011, la biopsia arrojó que el nódulo resultó ser un tumor secundario y el paciente fue operado otra vez. Lo extraordinario fue que la aguja de la biopsia había provocado un raro efecto secundario, provocado por la contaminación del tejido por las células cancerosas extraídas de la muestra.

Dos años más tarde, los médicos descubrieron otro tumor en el pecho del paciente, precisamente donde se había realizado la biopsia. También se formó otra metástasis, pero la clave para desentrañar todo el caso fueron las células cancerosas de la aguja.

Los científicos usaron ese tumor como una marca temporal para apuntar hacia todos los otros tumores en el cuerpo del paciente. Analizando genéticamente las mutaciones de las células cancerosas, con un modelo matemático, construyeron una completa línea de tiempo, desde el momento en que el cáncer comenzó a crearse en el intestino.

«Nuestra investigación pudo rastrear la evolución genética del cáncer y precisar los tiempos en cada fase de su progresión», señala Sottoriva, citado en Science Alert. «El modelo matemático que usamos es uno que se desarrolló originalmente para medir los tiempos en que surgieron nuevas especies de plantas y animales durante la evolución», detalla.

Esta línea de tiempo, única en su clase, ofreció inesperadas claves al estudio. Normalmente se piensa que el cáncer aparece en el intestino mucho antes de hacer una aparición notoria y moverse a otras áreas del cuerpo y que, una vez que esto ocurre, rápidamente surge un diagnóstico pesimista.

Pero en este caso,los investigadores se sorprendieron al encontrar que la metástasis al pulmón y la tiroides, habían ocurrido en solo un año desde el primer tumor. Luego, en lugar de propagarse rápidamente, las células cancerosas bajaron su ritmo de crecimiento, dejando un margen de cinco a ocho años desde el primer diagnóstico.

«Esto sugiere que a veces hay una amplia ventana de tiempo para hacer un diagnóstico tempranoe interrumpir el avance de la metástasis», comenta el líder de la investigación, Nicola Valeri, a New Scientist. «Significa que puede haber hasta años para intervenir».

Lamentablemente los tratamientos no pudieron ayudar a este paciente, quien murió en 2015 de otra nueva metástasis; esta vez en los riñones. Su familia otorgó un permiso total para publicar los resultados en un estudio publicado en Annals of Oncology.

El equipo del ICR también halló claves genéticas que podrían explicar porqué la enfermedad progresó de una forma tan inusual. Esto puede ayudar a entender y predecir el comportamiento del cáncer intestinal, lo que ofrecería una mejor manera de abordarlo.

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