Un sitio arqueológico que contiene las huellas de niños en Etiopía, ha proporcionado a los investigadores una idea sobre el estilo de crianza de los hijos de una especie de humanos antiguos de hace 700.000 años.
El sitio de Melka Kunture estaba habitado por un grupo de adultos y niños (de aproximadamente un año) pertenecientes a la especie humana prehistórica Homo heidelbergensis.
Los habitantes de Melka Kunture dejaron huellas en una orilla fangosa junto a una piscina natural, las que se preservaron gracias a una capa de ceniza volcánica. Junto a las huellas había herramientas de piedra y restos de animales, incluidos los restos identificables de un hipopótamo.
Los científicos dicen que su descubrimiento reveló una comunidad en la que los niños participaban en actividades muy diferentes a las que los niños modernos. Solían estar expuestos a potenciales peligros pero jamás estaban sin la supervisión los adultos.
«Toda la superficie está llena de escamas de piedra y herramientas y de los restos de un cadáver de hipopótamo faenado, por lo que es claro que allí había mucha actividad», dijo el profesor Matthew Bennett, experto en huellas antiguas en la Universidad de Bournemouth, Reino Unido.
El profesor Bennett explicó la gran importancia de estas huellas para el estudio de los homínidos antiguos, es decir, las especies humanas tanto modernas como extintas.
«Algunos de los primeros hallazgos de homínidos son de niños, por lo que parte de nuestra comprensión de nuestros primeros ancestros se basa en sus esqueletos, pero eso no dice nada sobre el comportamiento», dijo el profesor Bennett. «Las pistas son bastante emotivas, especialmente cuando tienes niños pequeños que le agregan una dimensión extra», agregó el investigador.
Las huellas incluso pueden ser registros de niños en actividades de juego. Otro sitio arqueológico en Namibia, por ejemplo, contenía huellas dejadas por niños saltando, brincando y corriendo por el barro.
En el nuevo documento, publicado en la revista Scientific Reports y coescrito por el profesor Bennett, los científicos describieron el sitio de Melka Kunture, descubierto originalmente por investigadores de la Universidad Sapienza en Roma.
Los investigadores especulaban que la presencia de niños tan pequeños en el sitio evidenciaba que los bebés «acompañaban» a los adultos en los grupos móviles de caza, aprendiendo en la práctica sobre la caza y la matanza.
El profesor Bennett dijo que el estudio se suma a la creciente evidencia sobre el estilo de vida de los niños pequeños en la antigüedad y proporciona un claro contraste con la crianza de los hijos en las sociedades occidentales modernas.
El comportamiento de las sociedades de cazadores recolectores, que a menudo se utiliza como un análogo para el de nuestros antepasados prehistóricos, respalda estas conclusiones. En esas sociedades «los niños no tienen la misma posición privilegiada que tienen en la sociedad occidental: están allí y no reciben necesariamente un tratamiento especial», explica Bennett.
«Creemos que dejar a un niño pequeño jugar con piedras o incluso practicar un poco de carnicería con hipopótamos es algo inusual», dice. «Pero en realidad somos nosotros los inusuales, no ellos», concluye.
El Ciudadano, vía The Independent