Muchos australianos piensan que los avistamientos del tigre de Tasmania son comparables con los del monstruo de Loch Ness, pero en los años recientes ha habido buenas razones para creer que estos pueden ser reales.
Para determinar qué es verdad y qué es mito, un grupo de científicos ha preparado una serie de exploraciones en busca de esta especie, en las profundidades del norte de Queensland, Australia.
Para esto, los investigadores de la Universidad James Cook instalarán 50 cámaras-trampa para recolectar información en dos sitios. Las cámaras podrán detectar toda clase de especies, por lo que independientemente de si captan o no a un tigre de Tasmania, los equipos habrán sido útiles de todas maneras, afirman los científicos. El trabajo comienza este mes.
El último tigre de Tasmania que se conoció (al que llamaban Benjamin), murió supuestamente en el zoológico Hobart, en la isla de Tasmania, en septiembre de 1936.
Estos marsupiales, como muchos de los animales que hay en Australia, tienen una combinación de rasgos que parecieran ser de varias especies diferentes. Este marsupial, en particular, tenía (o tiene) una cabeza como la del lobo, unas rayas traseras como las del tigre y un marsupio como el de un wombat. Por eso, no es raro que lleve tantos nombres: tigre de Tasmania, lobo de Tasmania, lobo marsupial y tilacino (Thylacinus cynocephalus). En su época dorada, este depredador de cúspide rondaba el territorio australiano principal y la isla de Tasmania.
Hay arqueólogos que han encontrado impresiones representando al tilacino en el arte rupestre de los aborígenes australianos, de hace unos 3 mil años. Se cree que se extinguieron del territorio principal hace unos 2 mil años, debido principalmente a la invasión del dingo. Entonces, hasta el siglo XX el lobo marsupial se las arregló para recluirse en Tasmania. Pero incluso allí en la isla su número descendió a proporciones ínfimas, por causa de la caza y la competencia con los dingos. Finalmente, hacia 1936 se les dio por desaparecidos, no solo en lo salvaje, sino también en cautiverio.
Pero muchas personas especulan que algunos individuos lograron escapar de la extinción a vivir en zonas aisladas del área de Tropical North Queensland. Desde los años treinta hasta hace poco, ha habido miles de avistamientos no confirmados en el estado, por parte de habitantes locales, campistas y guardabosques.
«Uno de esos testigos fue un empleado que llevaba mucho tiempo en el Servicio de Parques Nacionales de Queensland y el otro fue un campista frecuente y explorador del norte de Queensland», cuenta en un comunicado el profesor Bill Laurance, co-investigador del proyecto. «Todas las observaciones de supuestos lobos marsupiales han sido de noche y en un caso se observaron cuatro a una distancia corta y con un foco», agrega.
«Hemos comparado las descripciones que hemos recibido… y estas son inconsistentes con los atributos conocidos de otras especies grandes del área, como dingos, perros salvajes y cerdos asilvestrados», continúa Laurance.
Probablemente esta sea una de las mayores búsquedas organizadas de tilacinos en las últimas décadas. En 2005, la revista australiana Bulletin, junto a un operador turístico de Tasmania, ofrecieron una recompensa de 3 millones de dólares australianos por la captura de un tilacino vivo. Muchos desestimaron la competencia como estrategia publicitaria y se cree que por eso no hubo buena recepción y nadie cobró el premio.
Tal vez después de tanto tiempo de avistamientos no confirmados y registros borrosos, la verdad por fin sea descubierta.
El artículo original se publicó en IFLScience
Versión en español de El Ciudadano