Ante la pregunta “¿te gusta cocinar?” podemos obtener varias respuestas: aquellos que lo adoran, los que disfrutan, los que lo hacen por obligación y los que no se acercaran a un fogón ni a punta de pistola.
Lo que nunca nadie me ha respondido es que no le guste comer, por eso estoy completamente alucinado con el producto que les presento a continuación, el Soylent.
¿La comida del futuro?
Soylent es un sustitutivo nutricional en polvo y soluble en agua, que se presenta a sí mismo como la comida del futuro. Una suerte de batido que incluye en su composición la cantidad óptima de nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para vivir. Ni más, ni menos.
Una comida perfecta (nutricionalmente hablando) y relativamente barata, ya que costaría menos 10$ alimentarse todo un día.
Además se prepara en segundos, alimenta y se digiere fácilmente. ¡Una pasada vamos! Al menos según sus creadores, y los inversores que acaban de inyectar 20 millones de dólares en la empresa.
La idea.
Un joven programador de 24 años llamado Rob Rhinehart estaba cansado de correr de un lugar para otro, debiendo dedicar sus pocos descansos del día a una actividad tan engorrosa como comer. Bueno, no sólo comer, sino invertir el tiempo necesario para comprar, preparar, cocinar e ingerir la comida.
Los productos de comida rápida tampoco eran una opción viable pues nutricionalmente hablando, eran malos. En su cabeza, el ingeniero de software no conseguía comprender por qué una sociedad avanzada como la nuestra, continuaba perdiendo el tiempo en algo tan baladí como preparar un filete a la plancha.
Según él, la comida no es más que la combinación de nutrientes necesarios para la vida, y todo lo demás es superfluo, una invención del hombre. Sería genial por tanto, tener un alimento que cumpliera con este objetivo y que lo liberaradel acto de comer. Así nació Soylent.
¿Estamos locos o qué?
Como veis la cosa suena de todo menos apetitosa. Y es que respeto a quien quiera “comer” así, pero creo que el producto diseñado por Rob Rhinehart adolece precisamente de una falta total de educación alimentaria.
Llevamos tiempo abogando por una alimentación inteligente, esto es precisamente comer con cabeza, disfrutar de los alimentos, seleccionar las cantidades adecuadas y preparar nuestros propios platos.
La comida no son sólo los alimentos, sino el acto cultural de comer. Y el señor Rhinehart, no parece honrar a la comida sino rendir culto al tiempo y el trabajo.
¿Dónde quedan los aromas de los alimentos, las sensaciones que nos producen, y los momentos que compartimos en torno a ella? Por no decir que parece extremadamente aburrido alimentarse a base de Soylent, 5 comidas al día y 365 días al año.
Tal vez sea una costumbre muy mediterránea, pero la comida une los lazos familiares, y en el trabajo vértebra las relaciones sociales.
– Cariño, es nuestro 10 aniversario de boda, ¿salimos a celebrarlo con un buen vaso de Soylent?
Sinceramente, no se van a hacer ricos conmigo. Compraría su producto para llevar de acampada por si no consigo pescar, lo incluiría en los refugios de montaña, lo mandaría si es barato como ayuda de emergencia en catástrofes medioambientales, pero jamás alimentaria a mi familia con él.
Como persona soltera, tampoco veo diferencia entre volcar una bolsa de ensalada y preparar un batido Soylent.
Problema o solución.
Hacer el amor lleva tiempo, (al menos hacerlo bien) ¡tengamos hijos por inseminación artificial y trabajemos! Caminar es un engorro, ¡montemos sillas de ruedas y desplacémonos cómodamente! Alimentarse es un fastidio, ¡bebamos batidos!
¿Ven el absurdo del tema? Si no lo ven, aprovechen para disfrutar de la extraordinaria película de animación de Disney-Pixar, Wall-e. Estoy seguro de que no les dejará indiferente.
Creo que es terrible y peligroso pensar que la comida es un problema a solucionar, pues múltiples desórdenes alimenticios comparten esta premisa.
Al revés, comer bien parece ser la solución a muchos problemas. Y es que alimentarse no es sólo un proceso fisiológico, sino que incluye múltiples procesos mentales que no tienen que ver con la obtención de nutrientes, sino con el centro del placer.
Los sabores, aromas y sensaciones, así como las relaciones sociales en torno a la comida, no van destinados a saciar nuestro estomago, sino a alimentar nuestra mente.
Hasta ahora pensaba que no había nada más triste que comer solo, ahora gracias a Soylent, sé que el futuro puede ser peor.
Fuente: Soylent.com, vitonica.com y wikipedia.com