Un grupo de investigadores secuenció el genoma de una mazorca de maíz de hace 5.310 años, con el fin de comprender mejor la historia de la domesticación de esta especie vegetal.
Fue hace unos 9.000 años que las personas empezaron a recoger un alimento silvestre llamado teosinte; de una planta que crecía en lo que actualmente es México, informa NCYT. La selección de la especie, impulsada por los humanos, ocasionó cambios físicos importantes en el vegetal, convirtiéndolo en el maíz moderno en un proceso que duró varios miles de años.
El maíz actual es tan diferente de su antigua versión silvestre, que hace unos 20 años los científicos todavía no se ponían de acuerdo sobre cuál había sido su verdadero antepasado.
Para poder entender la historia y evolución de uno de los alimentos más importantes en el mundo, el equipo de Nathan Wales y Jazmín Ramos-Madrigal, del Museo de Historia Natural de Dinamarca, secuenció el genoma de un choclo de 5.310 años que fue encontrado en la región central de México en la década de 1960. La mazorca proviene específicamente de una cueva en el valle de Tehuacán, que fue uno de los sitios explorados en el contexto de una gran expedición arqueológica liderada por Richard MacNeish.
Por todos estos años, el espécimen se preservó en óptimas condiciones en el Museo Robert S. Peabody de Andover, Massachusetts, Estados Unidos. La mazorca es una de las cinco más antiguas conocidas en el mundo y Wales señala que su ADN se ha conservado extraordinariamente bien.
Wales y Ramos-Madrigal descubrieron que el genoma del maíz que se cultivaba en la zona hace 5.300 años se parecía más al del maíz moderno que al teosinte. Una característica del choclo antiguo era que ya tenía variantes genéticas propias de los granos blandos.
El hallazgo, cuyo informe fue publicado en la revista Current Biology, ayuda a reconstruir con mayor precisión 10 milenios de evolución y domesticación de este alimento básico, que se convirtió en el cimiento alimenticio de los Mayas y luego formó parte fundamental de la dieta de occidente, hasta nuestros días.
El Ciudadano