En las profundidades del océano Pacífico, en una capa de la corteza que está a 4 mil metros de profundidad, se detectó hierro-60 (60Fe), un isótopo radiactivo del hierro que en la Tierra no se produce naturalmente. Es probable que este elemento provenga de fuentes estelares, como supernovas cercanas, que al estallar liberan imperceptibles lluvias de material sobre nuestro planeta. En el caso del 60Fe, su largo periodo de desintegración (2,6 millones de años) ha favorecido su permanencia.
Científicos alemanes compararon los registros de este isótopo en la corteza oceánica con los datos del satélite astrométrico Hipparcos de la Agencia Espacial Europea (ESA), que en los años 90 midió las posiciones y velocidades de millones de estrellas de nuestra galaxia.
Los investigadores analizaron cómo llegó el 60Fe desde las supernovas, para determinar dónde y cuándo ocurrieron las explosiones más cercanas. El estudio se publicó en Nature.
“Las dos supernovas más próximas, que contribuyen aproximadamente al 47% del hierro-60 medido, están a 91 y 96 pársecs de distancia (un parséc equivale a unos 3,26 años luz), y explotaron respectivamente hace 2,3 y 1,5 millones de años, en lo que hoy son las constelaciones del Lobo y Libra”, explica a Sinc el Dieter Breitschwerdt, astrofísico de la Universidad Técnica de Berlín (Alemania) y autor principal del estudio.
La supernova más cercana tenía una masa 9,2 veces mayor que la del Sol. La otra era un poco más pequeña, con una masa de 8,8 veces mayor a nuestra estrella. Además de localizar las explosiones, el estudio ofrece una visión general de la formación de estrellas en la llamada ‘Burbuja Local‘, una cavidad con baja densidad, que mide unos 600 x 600 x 1200 años luz, que se encuentra en la Vía Láctea, y donde también está nuestro Sistema Solar, informa Sinc.
“El origen de la Burbuja Local ha sido un misterio desde que se descubrió hace 40 años, pero ahora hemos encontrado el grupo estelar en que explotaron estas supernovas, formaron la ‘burbuja’ y produjeron al mismo tiempo el isótopo 60Fe detectado en el océano”, explica Breitschwerdt.
El astrofísico cuenta que la misión GAIA, lanzada por la ESA en 2013, cubrirá un área del espacio mucho mayor que la del satélite Hipparcos y proporcionará datos más precisos, permitiendo profundizar en la investigación sobre la historia de las supernovas y estrellas distantes, para lograr «una especie de arqueología galáctica”.
La animación a continuación es una rotación de 360 grados al rededor de la distribución de la densidad de masa del 60Fe asociado con la Tierra y con las supernovas.
https://www.youtube.com/watch?v=f-NJMRuYxWc
El Ciudadano