En una nota muy completa el Dr. Diego Hurtado, historiador de la ciencia destaca las condiciones necesarias para continuar la senda de la evolución científico tecnológica de la última década. Por ello contrapone dos modelos de entender la ciencia. Para ellos distingue dos modelos de entender el desarrollo tecnológico, que se contraponen y son excluyentes entre sí.
Esta distinción se plantea a partir de la coyuntura abierta por las elecciones presidenciales del domingo pasado y la posibilidad de que un cambio de gobierno cambie por completo la dirección asumida por el estado en materia de promoción científica y tecnológica.
Por un lado describe lo que llama la ilusión universalista y que detalla a continuación “Bajo la ilusión universalista, una política de ciencia y tecnología se puede definir a partir de las agendas internacionales –respaldadas en nociones como “frontera del conocimiento” o “conocimiento de punta”– y por grandes áreas abstractas e inaccesibles a los niveles de inversión local –como decir que vamos por la nanotecnología, la biotecnología y las TICs, así en abstracto– guiados por la suposición de que por arte de magia aparecerá la demanda de un sector empresario que sacrifica sus intereses para alinearse a los objetivos cognitivos de la comunidad científica local”.
A este modelo se le contrapone otro de desarrollo nacional, comprendido a partir de las necesidades específicas de cada país para que la ciencia y la tecnología sean motor del desarrollo del país.
“Se puede desarrollar una política de ciencia y tecnología a partir de un diagnóstico que apunte a definir aquellos problemas que se consideran perentorios resolver y orientar masivamente al sistema de ciencia y tecnología hacia su resolución, decisión que requiere capacidades sofisticadas de diagnóstico, organización, gestión y diseño institucional. Los casos exitosos que hoy muestra la Argentina –sector nuclear o satelital, por ejemplo– han seguido este último patrón”.
Hurtado concluye que es necesario “continuar con el proceso de empoderamiento del Estado en la dirección de ganar capacidad de incentivo y disciplinamiento dentro de los sectores empresarial y de ciencia y tecnología”.
Y que “Finalmente, el nuevo escenario que resulta de estos últimos doce años también significa que está en curso un proceso de recuperación de la autoestima y la confianza en las capacidades propias, estatales, científicas, tecnológicas y empresarias, necesarias para hacer irreversibles los procesos de redistribución y justicia social que comenzaron a impulsarse desde 2003”.