Un nuevo estudio publicado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología ofrece una nueva perspectiva sobre la empatía y la violencia en el ser humano.
La historia comienza en la Universidad de Valencia, donde un equipo de investigadores estaban utilizando avanzadas tecnologías de imagen cerebral (fMRI) para investigar las estructuras neurológicas involucradas en la empatía, esto es, en la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona.
Lo que descubrieron es que hay una considerable superposición entre los circuitos del cerebro que procesan la violencia y los circuitos que procesan la empatía, inhibiendo esta última nuestra capacidad de actuar violentamente.
El investigador principal, Luis Moya Albiol dijo a Science Daily: «Todos sabemos que el fomento de la empatía tiene un efecto inhibidor sobre la violencia, pero esto no es sólo una cuestión social sino también biológica; una estimulación de estos circuitos neuronales en una dirección reduce su actividad en el otro «.
Sin embargo, esta no es la primera vez que los investigadores han descubierto este tipo de relaciones binarias en el cerebro. En su libro Animales en Traducción, la profesora de la Universidad Estatal de Colorado, Temple Grandin, sostiene que la mayoría de los mamíferos parecen incapaces de sentir miedo y curiosidad a la vez.
Por supuesto, todavía es pronto para sacar conclusiones al respecto, pero lo que la ciencia sugiere es la evolución ha superpuesto rasgos instintivos y antisociales a rasgos más pro-sociales que amplían las opciones y respuestas, lo que puede significar que podemos hacer mejoras radicales en nosotros mismos; si entrenamos nuestra capacidad de responder con empatía, responderemos cada vez menos violentamente y con menos prejuicios a los problemas que se nos presenten.
En otras palabras, la utopía de la paz en la tierra se está moviendo fuera del campo de los sueños para empezar hacerlo en el laboratorio. No hay tiempo que perder.
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