La sustancia activa de los hongos mágicos no siempre ha estado controlada. Hace cientos de años, antes de que las sustancias psicoactivas fueran controladas legalmente, el compuesto psicodélico psilocibina era consumido por las culturas antiguas. Incluso tan hace sólo décadas, se comercializó en EEUU como un medicamento, antes de ser prohibida.
Ahora, esa prohibición podría estar a punto de cambiar.
En un nuevo artículo publicado en Neuropharmacology, un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins evaluó el «potencial de abuso» de la psilocibina administrada médicamente y explicó por qué el medicamento, si pasa una nueva ronda de ensayos clínicos, debe reclasificarse en Lista IV en Estados Unidos.
Otras sustancias de la Lista IV incluyen drogas como Alprazolam, Diazepam y Zolpidem: drogas con un «bajo potencial de abuso y bajo riesgo de dependencia», según la definición de la DEA.
Por el contrario, se considera que las drogas de la Lista I, como la heroína, el LSD y la MDMA, «no tienen un uso médico actualmente aceptado y tienen un alto potencial de abuso».
Por lo tanto, si la reclasificación solicitada se lleva a cabo, la psilocibina pasaría de ser un narcótico ilegal a ser tratado de manera similar a una pastilla para dormir con receta.
«Queremos iniciar la conversación sobre cómo clasificar la psilocibina para facilitar su camino a la clínica y minimizar los obstáculos logísticos en el futuro», dice el psiquiatra Matthew W. Johnson, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
«Esperamos que estos procesos finales de aprobación tengan lugar en los próximos cinco años más o menos», agrega.
Parte de la reclasificación de la psilocibina se basa en que puede ofrecer beneficios terapéuticos como el alivio de la depresión y la ansiedad, especialmente cuando se combina con terapia.
Por supuesto, para reclasificar el compuesto del hongo mágico, la FDA también debería estar convencida de que el potencial de abuso de la psilocibina es lo suficientemente bajo como para no crear una dependencia psicológica y/o física grave en aquellos que podrían tomarlo como una medicina.
Con ese fin, Johnson y su equipo revisaron la historia de los estudios sobre el psicodélico, explicando en su artículo que la droga no es adictiva y que no hay «evidencia clara de dependencia física y abstinencia en estudios preclínicos o clínicos, o entre quienes crónicamente utilizaron productos ilícitos».
Además, su potencial de sobredosis se considera bajo, ya que las dosis que podrían representar un riesgo de muerte por envenenamiento agudo son aproximadamente 1.000 veces más altas de lo que podrían ser las dosis clínicas.
«Debemos tener claro que la psilocibina no está exenta de riesgos de daños, las que son mayores en entornos recreativos que en entornos médicos», dice Johnson.
«Pero en términos relativos, al considerar otras drogas tanto legales como ilegales, resulta ser la menos dañina en diferentes encuestas y en diferentes países», explica.
Vale la pena tener en cuenta que, si la FDA reclasifica la psilocibina en un futuro próximo, sería con una versión sintética de producción masiva.
En otras palabras, no se puede esperar que pronto que las autoridades sanitarias den luz verde a la ingesta de los hongos en su estado natural.
«Creemos que las condiciones deben controlarse estrictamente y que cuando se toman por una razón clínica, deben administrarse en un entorno de atención médica, supervisado por una persona capacitada para esa situación», dice Johnson.
Antes de que el argumento de los investigadores se escuche, podría haber una burocracia considerable, pero si ocurre, se podría abrir el paso a los beneficios terapéuticos para los pacientes y progresar en la comprensión científica que se tiene de este químico «mágico».
Fuente: Science Alert