Ante el auge de productos lácteos en el mercado que contienen los denominados “lactobacilos” y que dicen ser imprescindibles para nuestro organismo dados sus altos beneficios para el sistema inmunológico, nos preguntamos qué son exactamente y si son reales tales bondades o sólo se enmarca dentro de las estrategias de marketing.
Los lactobacilos son bacterias que habitan en el aparato digestivo y en la vagina, en mujeres. Su función principal es convertir la lactosa y otros azúcares en ácido láctico, que permite crear una barrera inmunológica que protege el estómago.
Según el nutricionista Marcelo Peralta, los lactobacilos son bacterias beneficiosas para nuestra salud porque protegen al cuerpo de infecciones gastrointestinales, fortaleciendo el equilibrio de la flora intestinal, mejorando así el funcionamiento del sistema digestivo y estimulando el inmunológico.
Estos organismos no los produce nuestro cuerpo, sino que los adquiere de productos lácteos principalmente como la leche cultivada y yogurt. El tiempo estimado que permanecen en nuestro sistema digestivo es aproximadamente una semana, por lo que los expertos recomiendan su consumo permanente, ya que a juicio de Peralta no presenta contraindicaciones su consumo.
OJO CON LOS ANTIBIÓTICOS
Según recientes investigaciones médicas, el uso simultáneo de antibióticos y de microorganismos lácticos para tratar infecciones gastrointestinales es contraproducente para los lactobacilos que habitan en nuestro sistema.
Según el gastroenterólogo Cristián Barahona consumir antibióticos con bacterias lácteas provoca que los lactobacilos no sobrevivan o disminuyan su crecimiento en el tracto intestinal, generando un desequilibrio en la flora intestinall lo que retarda el efecto del tratamiento.
Los expertos recomiendan que luego de un tratamiento con antibióticos para tratar una infección intestinal, a la semana siguiente debe iniciarse la administración de lactobacilos, de manera que la flora intestinal pueda absorberlos y así lograr el efecto esperado.
EFECTO EN MUJERES
La doctora Erica Castro, de la Universidad de Concepción, inició el año 2001 un proyecto de investigación que buscaba dar con el antídoto de una enfermedad muy común en las mujeres sexualmente activas: vaginosis bacterial.
Los análisis previos de Castro lograron detectar que la causa de esta infección corresponde a un desequilibrio en la población bacteriana benéfica (lactobacilos) que viven en la vagina; lo que sumado a un uso de antibióticos de amplio espectro y relaciones sexuales sin preservativo más un abuso de la ducha vaginal como medio de higiene; hacen que el desbalance bacteriológico provoque esta enfermedad que afecta a más del cincuenta por ciento de las mujeres.
Según la doctora Castro, “la idea es contar con una sustancia prebiótica que regenere aquellas bacterias beneficiosas para los equilibrios químicos de la vagina, ya que el tejido vaginal actúa como una barrera natural a las infecciones, pero los problemas suscitan cuando su flora bacteriana se desequilibra”.
La base de este proyecto son los lactobacilos capaces de adherirse a las células vaginales y servir de pantalla protectora al ingreso de otras bacterias e inclusive a virus como el VIH.
La actividad protectora de los lactobacilos se ejemplifica en la acción de uno de ellos que produce peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) que actúa como microbicida, destruyendo partículas bacterianas y virales e inhibe su replicación y colonización del tracto vaginal.
“Las lacto bacterias no inmunizan a las mujeres contra cualquier enfermedad y menos contra las de transmisión sexual, pero si ayudan a crear una vagina más resistente a infecciones”, argumenta la doctora Castro.
Claudia Pedreros