Cada artista tiene su propia manera de crear ideas originales, pero lo que ocurre dentro del cerebro puede no ser tan personal y único. En una nueva investigación, los científicos observaron patrones característicos de la actividad neuronal típica de las personas creativas.
«Hemos identificado un patrón de conectividad cerebral que varía entre las personas, pero se asocia con la capacidad de generar ideas creativas», dice Roger Beaty, psicólogo de la Universidad de Harvard. «No es que podamos predecir con exactitud quién será el próximo Einstein, pero podemos tener una idea bastante clara de lo flexible que es el pensamiento de una persona determinada», explica.
El pensamiento creativo es uno de los principales impulsores del cambio cultural y tecnológico, pero la actividad cerebral que lo sustenta ha sido difícil de precisar. En un esfuerzo por arrojar luz sobre el proceso creativo, Beaty se asoció con colegas en Austria y China para escanear el cerebro de las personas a medida que surgían ideas originales.
Los científicos les pidieron a los voluntarios que realizaran una tarea de pensamiento creativo mientras se les escaneaba el cerebro. Al tiempo que la máquina registraba su materia blanca, los participantes tenían 12 segundos para encontrar el uso más imaginativo para un objeto que aparecía en una pantalla. Tres anotadores independientes calificaron sus respuestas.
Una de las barreras para el pensamiento creativo es la facilidad con la que los pensamientos comunes y poco originales inundan la mente. Algunas personas en el estudio no pudieron superar esto. Por ejemplo, cuando se le pidieron usos creativos para un calcetín, jabón y goma de mascar, las personas menos creativas dieron respuestas como «cubrir los pies», «hacer burbujas» y «contener chicle», respectivamente. Para los mismos artículos, los pensadores más originales sugirieron un sistema de filtración de agua, un sello para sobres y un cable de antena.
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, encontró patrones de actividad cerebral distintos en las personas más y menos creativas. En los pensadores altamente originales, los científicos vieron una fuerte conectividad entre tres redes del cerebro: la red neuronal por defecto, relacionada con el pensamiento espontáneo y la distracción mental; la función ejecutiva, que se activa cuando las personas se centran en sus pensamientos, y la red de la saliencia, que ayuda a determinar qué es lo que más merece nuestra atención.
Las primeras dos de estas tres redes cerebrales tienden a funcionar una contra la otra, dice Beaty. Pero los escaneos sugieren que las personas más creativas tienen una habilidad para involucrar ambas redes a la vez.
Las exploraciones iniciales de la Universidad de Carolina del Norte, EEUU, fueron respaldadas por más escaneos realizados en voluntarios austriacos y chinos. Para asegurarse de que suficientes personas creativas participaran en el estudio, los investigadores reclutaron muchos artistas, músicos y científicos. Ahora, Beaty desea observar la actividad cerebral en diferentes actividades creativas, como las artes y las ciencias, e investigar si la capacitación ayuda a impulsar los poderes creativos.
En 2016, David Melcher, que estudia la creatividad en la Universidad de Trento, identificó las redes cerebrales utilizadas en el arte visual. «Una pregunta para futuras investigaciones es si esta capacidad de poner al cerebro en modo creativo se transfiere a través de las tareas», dice. «¿Aprendemos a conectar nuestras regiones cerebrales con la creatividad en nuevos dominios cuando hemos aprendido a hacerlo, por ejemplo, en pintura o en rap de estilo libre?»
«Ha habido una política educativa en muchos países, incluido EEUU, de reducir las horas de enseñanza en las artes y en cambio centrarse en el aprendizaje de memoria para las pruebas anuales de conocimiento básico», explica Melcher. «Necesitamos entender si la creatividad es una habilidad transferible, una forma de usar el cerebro que los estudiantes aprendan a usar en todos los campos», concluye.
El Ciudadano, vía The Guardian