Científicos suecos afirman que los cuervos son capaces de pensar en el futuro y planificar. Hasta ahora, estas habilidades solo se habían observado en los humanos y en los grandes simios.
Los investigadores Can Kabadayi y Mathias Osvath, de la Universidad de Lund, probaron a seis cuervos en cautiverio en dos tareas que estas aves no realizan en lo salvaje: usar herramientas y hacer trueques con los humanos. Esta semana, la revista Science publicó los resultados de este estudio.
El cuervo grande (raven, en inglés), tal como el cuervo de tamaño más pequeño, el arrendajo y otras aves, pertenecen a la familia corvidae. Algunos córvidos han demostrado que al almacenar comida están haciendo cierta planificación del futuro, en lugar de satisfacer solamente las necesidades inmediatas.
En este experimento, los cuervos de la Universidad de Lund mostraron que también pueden planificar mediante la estrategia de dejar una herramienta a un lado, sospechando que les puede ayudar a conseguir alimento más tarde. También mostraron una preparación para el intercambio futuro.
Esta aptitud general para la planificación resulta de la combinación de varias habilidades, y si aparece en los cuervos y en los grandes simios, debe ser porque evolucionó en más de una ocasión, dicen los investigadores.
Para el estudio, a las aves se les presentó una caja con un tubo de PVC sobresaliendo por la parte superior. Los cuervos aprendieron que si tiraban una piedra por el tubo, la caja soltaba un poco de alimento. En este ejercicio también se dieron cuenta de que no se podría hacer lo mismo con otros objetos familiares, como una pequeña ruedita de madera o una pelota.
En uno de los experimentos, los cuervos se enfrentaron a la caja sin tener ninguna piedra disponible. Luego, se les retiró la caja y, una hora más tarde, en otro lugar, se les presentó una bandeja con una piedra y tres objetos que los cuervos sabían que podían funcionar como herramientas. Entonces se les permitió tomar un objeto de la bandeja; luego esta se retiró y a los cuervos se les volvió a poner la caja por delante.
En 14 casos en que se realizó este mismo ejercicio, las aves tendieron a elegir la piedra y a usarla correctamente y lo mismo pasó en otro experimento en que la caja no apareció hasta el día siguiente, con un retraso de 17 horas.
Un trabajo posterior mostró que los cuervos estaban dispuestos a dejar pasar una recompensa inmediata si más adelante podían obtener una mejor.
Los cuervos también pudieron negociar por lo que querían obtener, aprendiendo que podían cambiar una tapa azul de botella plástica por un poco de alimento. Cuando se repitieron los experimentos con la tapita azul reemplazando a la piedra y con una persona en lugar de la caja, los resultados fueron básicamente los mismos que antes.
En un comentario que acompaña al estudio, los investigadores Markus Boeckle y Nicola Clayton, de la Universidad de Cambridge, dicen que el trabajo presenta evidencia contundente de una habilidad planificadora que va más allá de la simple reserva de provisiones.
Aunque la evidencia es nueva, por mucho tiempo se ha asociado a los cuervos con el poder de la previsión. En la mitología griega, estas misteriosas aves representaban el don de la profecía. En inglés, existe el antiguo término de conspiracy (conspiración) para referirse a los cuervos y en la famosa serie Game of Thrones hay un cuervo de tres ojos que se aparece en las visiones premonitorias de un joven príncipe.
En el clásico imprescindible de la literatura norteamericana, el poema «The Raven», escrito por Edgar Allan Poe en 1845, se representa a un cuervo como el portador de un mensaje de fatalidad, quien repite una y otra vez la palabra nevermore (nunca más).
Artículo original en The Guardian
El Ciudadano