La lista de enfermedades humanas atribuibles a los animales es larga, pero una nueva investigación ha establecido que la transmisión de enfermedades también ocurre en el sentido inverso. El estudio encontró que humanos traspasaron la bacteria Staphylococcus aureus al mono verde de Gambia.
El proceso es potencialmente grave. Cuando una enfermedad muta hasta poder transmitirse a otra especie, puede encontrarla sin posibilidades de defensas, o con muy pocas.
En 1918, la gran pandemia de gripe (conocida también como gripe española) mató a aproximadamente un 5% de la población mundial, luego de propagarse desde las aves a los cerdos y luego a los humanos.
El nuevo estudio,publicado en la revista Applied and Environmental Microbiology, encontró evidencia de que la bacteria S. aureus se había movido desde los humanos a los monos verdes, luego de que el contacto entre ambas especies aumentara.
Se cree que la bacteria pasó desde las narices de los humanos a través de sus manos, con las que alimentaron a los monos. El investigador Martin Antonio, de la Unidad del Concejo de Investigación Médica de Banjul, capital de Gambia, dijo a The Independent: «Aunque estos monos son salvajes, están muy acostumbrados a los humanos, quienes con frecuencia los alimentan con maní».
Los investigadores tomaron muestras de la bacteria de las narices de los monos y de los humanos, y luego examinaron su ADN. La mayoría de las bacterias en los monos descendían de un grupo de ancestros comunes, que se traspasaron desde los humanos hace unos 2.700 años. Pero otras muestras habían mutado e infectado a los monos hace solamente siete años.
Mark Pallen, profesor de la Universidad de Warwick (Inglaterra) y coautor del estudio, señaló: «A medida que los humanos invaden cada vez más sostenidamente los ambientes naturales, aumenta el riesgo de que los patógenos se transmitan a los animales o viceversa».
Una infección provocada por S. aureus suele ser relativamente menor, provocando irritación, brotes en la piel e infecciones, pero puede llegar a ser seria si entra al flujo sanguíneo, donde puede causar síndrome de choque tóxico, que corresponde a las letras ‘SA’ de la superbacteria resistente MRSA.
El Ciudadano