Desde los elefantes hasta los chimpancés, con frecuencia se ha observado animales sociales muy inteligentes que lloran la pérdida de miembros de su grupo. A la lista de animales que lloran a sus muertos, ahora podemos agregar a los pecaríes, animales salvajes, similares a los cerdos, que viven en América del Sur y Central.
Este último descubrimiento fue realizado por un niño de 8 años llamado Dante de Kort, quien estaba mirando a un grupo de cinco pecaríes (Pecari tajacu) que vivían en su patio trasero en Arizona, cuando una hembra del grupo murió de una enfermedad.
El niño notó que el resto de la manada seguía dando vueltas en el lugar. Intrigado, instaló una cámara trampa para ver qué podría estar pasando cuando el cadáver fue removido de la casa. Durante los siguientes 10 días, de Kort capturó la primera evidencia de que los pecaríes se comportaban de una manera que sugería un estado de luto por la muerte de su amiga.
Solo cuando de Kort mostró sus hallazgos en la feria de la escuela se dio cuenta de la importancia de lo que había filmado, yporque a la feria había asistido Mariana Altrichter, copresidenta del Grupo de Especialistas en Pecaríes de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Altrichter se puso en contacto con de Kort y su madre, porque pensaba que lo que había grabado podía ser único.
Luego la investigadora asumió el proyecto y estudió los 100 videos que de Kort había tomado del evento. El resultado de estas observaciones ha sido escrito en un artículo científico y publicado en la revista Ethology, donde de Kort aparece como el primer autor del estudio.
El documento da cuenta de cómo los animales tendían a visitar el cadáver, solos o en parejas, y continuaba haciéndolo incluso después de que este hubiera sido retirado del lugar en que la hembra había muerto, lo que demuestra que no estaban simplemente regresando al lugar de la muerte. Lo que hacían durante sus visitas variaba e incluía «empujar al individuo muerto, mirarlo, morderlo e intentar levantarlo colocando su hocico debajo del cadáver y empujándolo hacia arriba», escriben los autores.
Los pecaríes pasaban la mayor parte del tiempo con el cadáver por la noche. Algunos incluso dormían al lado de él, acurrucándose. Después de unas semanas, un grupo de coyotes llegó al lugar para intentar alimentarse, pero incluso entonces los pecaríes persiguieron a los depredadores. Finalmente los coyotes ganaron y los pecaríes dejaron de regresar al cadáver.
Los autores sospechan que este tipo de comportamiento no es inusual, particularmente en animales altamente sociales; es solo que los investigadores rara vez llegan a observar a individuos morir por causas naturales en estado silvestre.
El Ciudadano, vía IFLScience