Los perros son más inteligentes de lo que uno cree y hasta tienen una pequeña habilidad aritmética, aseguró el investigador canino Stanley Coren.
En una presentación ante la Asociación de Psicología de Estados Unidos, reunida en Toronto, el científico de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) afirmó que los canes pueden resolver problemas complejos y son más parecidos a los seres humanos y otros primates de lo que se creía hasta ahora.
Según Coren, esa inteligencia canina puede ser similar a la de un niño de entre dos y dos años y medio.
El científico señaló que la raza del perro determina su inteligencia y su clasificación en uno de tres grupos principales.
Están los instintivos (los criados para cumplir una tarea); los adaptables (que usan el ambiente para resolver sus problemas); y los obedientes y trabajadores.
Un examen realizado a 208 perros por jueces de Estados Unidos y Canadá determinó que los más obedientes e inteligentes son los «collies», seguidos por los caniches (poodles). El tercer lugar corresponde a los pastores alemanes, seguidos por los Golden retriever, los doberman, los pastores escoceses y los labradores.
Un perro sin distinción de raza puede entender unas 165 palabras, incluyendo señales.
Sin embargo, según manifestó el científico, los «superperros» pueden comprender hasta 250 palabras.
Coren explicó que ese límite de conocimiento lingüístico de los caninos fue establecido en un estudio realizado a un «collie» llamado Rico que demostró conocer 200 palabras, así como una rapidez de aprendizaje que los científicos creían que era una facultad solo de los seres humanos y otros primates.
El investigador añadió que los perros pueden contar hasta cuatro o cinco y resolver algunos problemas copiando el comportamiento humano o el de otros problemas.
Como todo el mundo ha visto, los perros también tienen la demostrada capacidad de recordar los lugares donde ocultan sus huesos.
También pueden encontrar la forma más rápida para llegar a un lugar, resolver ciertos problemas mecánicos (como abrir un cerrojo), además de entender ciertos conceptos simbólicos, a veces simplemente escuchando hablar a la gente y observando sus movimientos.
Son capaces, deliberadamente, de engañar a otros perros y hasta a algunas personas con el afán de recibir alguna recompensa.
«Cuando se trata de engañar a los seres humanos casi tienen el mismo éxito de éstos cuando engañan a un perro», manifestó.
EFE